Plaza de toros de Madrid. Menos de un cuarto de plaza.
Se lidiaron 6 novillos de El Montecillo, bien presentados. 1º encastado y aplaudido en el arrastre, 2º manejable, 3º soso, 4º manso encastado y aplaudido en el arrastre, 5º brusco, 6º noble y blando.
Imanol Sánchez (de celeste y oro): Palmas con aviso y ovación con saludos y aviso.
Emilio Huertas (de blanco y oro): Petición mayoritaria no atendida con vuelta al ruedo y silencio.
Juan Millán: Silencio y silencio.
Emilio Huertas se volvió a quedar a las puertas del triunfo en la plaza de toros de Las Ventas. Y son ya van varias las veces que esto ha ocurrido. Por distintos motivos. En esta ocasión fue, en gran medida, por una actuación antirreglamentaria del palco presidencial, ocupado en la tarde de ayer por Julio Martínez, quien denegó la oreja pedida mayoritariamente por el poco público asistente. ¿Por qué no le concedió el trofeo? Pues quizás porque no fue una faena redonda, que no lo fue. O porque supo a poco al resultar algo corta en su metraje. Puede. Pero lo que es indudable es que hubo vibración, entrega y pasajes de mano baja y trazo largo. Y lo que tampoco queda más allá de la duda es de que la petición fue mayoritaria. Y si los tendidos piden la primera oreja por mayoría, el presidente debe concederla. Así lo establece el reglamento. Con claridad. Además, no estaría de más que el usía hubiera recordado que se trata de un novillero y que, por tanto, la exigencia debe ir en consonancia.
En su segundo las tornas cambiaron. El de El Montecillo embestía bronco y punteando por el derecho, y rebañaba peligrosamente por el izquierdo. Hubo mayor y mejor acople por el lado con la muleta en la mano derecha, pero también abundaron los enganchones, en una faena en la que Emilio anduvo descentrado, seguramente sin todavía comprender la negativa de la oreja en su primer novillo.
De su cuadrilla destacó la espléndida brega al segundo de Ángel Otero, quien saludó tras banderillear al quinto, al igual que hiciera su hermano José tras parear al segundo.
El resto del festejo se puede resumir en la disposición mostrada por los novilleros. Imanol Sánchez estuvo firme con la muleta en el que abrió festejo, en una faena que resultó larga, como ocurriera en su segundo. En éste, un utrero mansurrón pero encastado, Sánchez lo llevó despatarrado, con entrega y buen trazo, si bien un poco más de compás y pausa no habría sobrado.
Juan Millán destacó en varios naturales ajustados en el tercero de la tarde, y poco que decir en el último del festejo.
Se lidiaron novillos de El Montecillo, bien presentados, que resultaron interesantes en general, a excepción de quinto y sexto.