Análisis de la temporada taurina 2011 en la provincia

Desgraciadamente, la temporada taurina 2011 -y nos tememos que también la de 2012- estuvo marcada por una palabra: crisis. Este año se ha producido un drástico descenso en el número de festejos taurinos no populares celebrados en España, al que hay que sumar el que ya también se produjo en 2010. Por tanto, llueve sobre mojado. La cifra exacta con respecto a 2010 es de 181 festejos menos, mientras que si la comparamos con respecto a 2007, el número sube hasta los 998. Demoledor. Si bien también es conveniente señalar que la cifra de 2007 (2.176 festejos) tampoco era real y estaba sobredimensionada perjudicialmente. Toda esta situación ha derivado en un escalafón de matadores en el que tan sólo la élite ha “funcionado”, entendiendo por élite no muchos más de 10 toreros, llevándose éstos casi la totalidad del pastel, mientras que el grupo medio del escalafón se ha mantenido a duras penas, y la inmensa mayoría de los más de doscientos matadores que integran el escalafón superior, apenas ha toreado una o dos corridas. Tampoco los ganaderos lo están pasando bien. Dejando al margen un grupo de privilegiados que han podido obtener rentabilidad (Cuvillo, Garcigrande, Victorino, y pocos más) el resto han seguido manteniendo sus vacadas con un déficit económico importante. No en vano el coste de producción de un cuatreño ronda los 3.000 euros, mientras que, debido a la sobreabundancia de toros en el campo, en ocasiones se han vendido corridas enteras de hierros de cierto prestigio por 10.000 euros. Y por menos. Echen cuentas. Insostenible. Pero ahí seguimos –o siguen, mejor dicho. Supliendo el agujero del bolsillo con una pasión poco comprensible para casi la totalidad del resto de mortales no aficionados, mientras los antitaurinos sostienen que los ganaderos de lidia lo son para ganar dinero. Indocumentados. Lo artístico En lo artístico, el 2011 ha tenido algunas cotas destacadas. El primer toque serio de atención –y de qué nivel- lo dio José María Manzanares al indultar nada menos que en Sevilla un toro de Núñez del Cuvillo, de nombre Arrojado. Aquella tarde el alicantino salió por la Puerta del Príncipe cortando cuatro orejas y se convirtió, definitivamente, en Toreo de Sevilla, si es que no lo era ya antes. También El Juli dio una enorme lección de toreo y sapiencia taurina también en Híspalis el 29 de abril, saliendo a hombros tras cortar tres orejas a su lote de Garcigrande. A continuación llegó San Isidro, y allí destacó el nombre de Alejandro Talavante, quien cortó dos orejas a un encastado toro de El Ventorrillo. También Manzanares salió en volandas de Las Ventas al cortar dos orejas de nuevo a un toro de Cuvillo. El serial madrileño también sirvió para que Iván Fandiño, un torero vasco, aunque afincado en Guadalajara, y con cierta frecuencia en Ciudad Real, dijera “Contad conmigo”. Cortó tres orejas, una por cada una de sus actuaciones, y se erigió en revelación. A partir del verano el nombre de otro torero emergente se sumó al de revelaciones. A raíz de sus actuaciones también en Madrid, David Mora fue dando toques de atención hasta que el puñetazo encima de la mesa llegó en la feria de Bilbao, un ciclo en el que inicialmente no estaba anunciado, pero en el que finalmente hizo dos paseíllos en carteles de figuras. También en Bilbao tuvo lugar una sublime faena de Morante de la Puebla, de nuevo a un toro de Cuvillo. Como curiosidad diremos que tanto Fandiño como David Mora fueron objeto de reportajes de campo por parte de LANZA en sus páginas taurinas de los miércoles en los primeros meses del año. Y para culminar este sumarísimo resumen artístico de lo acontecido en la temporada 2011 en España, citaremos la deslumbrante faena que interpretó Alejandro Talavante en Zaragoza a un magnífico toro de Núñez del Cuvillo, encarnación de lo que puede y debe ser un toro de lidia del año 2011. Fue un trasteo distinto, improvisado, templado y desbordante de luz. Un aviso a navegantes de cara a la temporada que viene, y al toreo futuro. El toro El toro del 2011 ha estado, un año más, marcado por el marchamo Domecq, sobresaliendo dos de sus más destacadas “marcas”: Núñez del Cuvillo y, de manera menos notoria, Garcigrande-Domingo Hernández. Varios de los pupilos de la vacada gaditana de Cuvillo han propiciado algunos de los mejores trasteos de la temporada de toreros como Manzanares, Talavante y Juli, después de que, para su desgracia, José Tomás se negara a matar corridas de este hierro en 2011. Y como colofón, la penúltima tarde del año en la plaza de Barcelona, en la cual tanto Juli como Manzanares y, de manera postrera, Morante, bordaron el toreo. También Garcigrande ha echado una temporada sensacional, aunque de menor trascendencia mediática al no lidiar tanto en plazas de primera. Ahí está la Puerta del Príncipe de El Juli en Sevilla, o la tarde de Manzanares en Nimes. Igualmente cabría destacar algunos encierros de Alcurrucén, con un bravísimo ejemplar lidiado en Las Ventas por un Sebastián Castella que se vio desbordado por aquel torrente de casta, y corridas como la muy completa lidiada en Bilbao. José Tomás Uno de los hitos del año lo supuso la reaparición –o resurrección taurina- de José Tomas. Fue en Valencia en el mes de julio, y aquella tarde, en la que estuvimos presentes y de la que también dimos cuenta con extensión en LANZA, el diestro de Galapagar dejó a las claras su inamovible concepto del toreo, física y metafóricamente. Volvió un José Tomás por el que se nota el paso de los años y de los percances, muy delgado, pero que evidenció una evolución en sus formas –con suertes ejecutadas con el compás abierto- y una firmeza constante. El resto de sus actuaciones europeas, nueve en total, se saldaron malos lotes, y buenas faenas no rematadas con la espada, por lo que no salió a hombros hasta sus dos últimos paseíllos, en Nimes y Barcelona, tarde ésta en la que vestido de luto y oro, y envuelto en un simbólico capote de paseo verde esperanza, se despidió con un “Hasta luego” de la que ha sido una de sus plazas. Dicen las lenguas, no sé si buenas o malas, que el José Tomás del 2011 no es el mismo que el de años anteriores. Y llevan razón. Nadie es el mismo pasados unos años. Y más cuando has visto a la muerte tan de frente y cerca como lo ha vuelto a hacer una vez más el madrileño. Y que cada uno saque sus propias conclusiones. Ciudad Real El año comenzó en Ciudad Real allá por el mes de marzo en Puertollano y Almodóvar del Campo, con triunfo de importancia de Luque en el flamante coso almodovarense. Volvió a abrir sus puertas la plaza de Puertollano en mayo para ser testigo de una entonada faena de Cayetano a un toro de Hnos. Collado. Buenos momentos de toreo en la noble novillada de Laurentino Carrascosa que tuvo lugar en el santuario de Las Virtudes el 25 de abril, en el que destacaron tanto el local Emilio Huertas como Diego Silveti. Un buen toro de Los Recitales en Manzanares al que cuajó Daniel Luque. Triunfo de Víctor Puerto y Uceda Leal en La Solana. Buen toreo a cargo de Iván Fandiño y David Mora el 31 de julio en Valdepeñas, en un cartel que reunió a las dos revelaciones del año, aunque con poco público en los tendidos. Deslucida corrida de Juan Albarrán en Pedro Muñoz el 5 de agosto. Interesante encierro del debutante Martín Carrasco en Socuéllamos, con un entonado Juan Bautista. Desangelado y con escaso contenido la corrida de ocho toros que tuvo lugar el 25 de agosto en Almagro, otrora fecha señalada del calendario taurino en Ciudad Real. Populista y triunfal la corrida de Tomelloso a finales de mes. Entretenida la de Guadalmena en Daimiel, que se desquitó de la pésima impresión que causó la corrida Tornay del 2010 en aquel coso. Gran corrida de Los Eulogios en Alcázar de San Juan el 4 de septiembre, con grandes faenas de Uceda Leal y Aníbal Ruiz, quien indultó uno de sus toros. Sorpresa en Puertollano por la inspirada faena de Iván Vicente, un torero casi desconocido para el público en general e incluso para muchos considerados aficionados. Sensacional por juego, aunque no por presentación, la novillada de Torreherberos lidiada en Las Virtudes el 8 de septiembre, con faenas de nota por parte de Gómez del Pilar y, sobre todo, de Emilio Huertas una vez más. Mala la corrida de Alcurrucén en Villarrubia de los Ojos, aunque con triunfo del local Jesús de Natalia. Desigual el festejo de Piedrabuena del 15 de septiembre, del que sobresalió un exaltado Antonio Ferrera. Nuevo triunfo de Daniel Luque en Almodóvar del Campo, y buena faena de Salvador Vega en el remozado coso de Torralba de Calatrava. La capital El 2011 deparó a los aficionados de Ciudad Real un bombazo informativo: la inclusión de José Tomás en los carteles de la Feria del Prado. A pesar de la incredulidad de no pocos, JT toreó en Ciudad Real, ejecutando para el arriba firmante la mejor faena artística del ciclo a su primer oponente, si bien el trasteo no fue bien rematado con la espada, no sólo por falta de acierto al no clavar a la primera, sino por ejecución, saliéndose de la suerte notablemente, algo a lo que no estábamos acostumbrados. También cabría destacar a un entonado César Jiménez, al que correspondió el mejor lote de la manejable corrida de Torreherberos. Víctor Puerto se empeñó en torear a pesar de la grave cornada que pocos días antes sufrió en Málaga. Y esa merma física se notó, para mal. Sorprendió Manuel Manzanares, un prometedor rejoneador de apellido ilustre por partida doble (por padre y hermano), y salvó la última de feria un enrazado torero local de reciente alternativa, de nombre Fernando Tendero, quien suplió con entrega su falta de rodaje, resultando triunfador del ciclo para los más importantes jurados ciudarrealeños. La feria contó con el prólogo de una novillada sin picadores en la que tres toreros de la tierra (Alberto Romero, Gutiérrez Mora y Emilio Bresó) torearon con tres cuartos de plazas cubiertos, sobresaliendo la personalidad y quietud de Emilio Bresó y detalles de regusto de Diego Gutiérrez Mora. No obstante pasaron más cosas, muchas más, tanto en España y Francia como en Ciudad Real. Como por ejemplo, el triste e indignado “Hasta luego” antes citado que se dio a la plaza de toros de Barcelona en septiembre. Sin embargo, como no queremos que sea un “Adiós”, y esperamos volver a escribir en estas páginas sobre tardes de toros en la ciudad condal, puesto que hay iniciativas a ello encaminadas, no diremos más sobre el particular. No hay espacio para mayores profundidades. Valgan las anteriores líneas como breve repaso a lo que dio de sí una temporada taurina más. La del 2011. El año que viene más. Y ojalá mejor. Porque es posible.