Ayudar a las víctimas de trata con fines de explotación sexual, este el objetivo del ambicioso trabajo fin de grado de la enfermera Marta Ruiz Gómez-Pimpollo, que le ha valido ser nominada como finalista de los prestigiosos premios ‘Enfermería en Desarrollo 2017’, cuyos ganadores definitivos el 23 de noviembre en el teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
El “Protocolo para la detección de víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual” es fruto de un intenso trabajo con el que Marta Ruiz desea que la Enfermería dé respuesta a un problema real que se presenta de forma habitual en los servicios de urgencias.
Y es que, como indica esta enfermera natural de Las Palmas pero que se ha formado en Ciudad Real, está comprobado que las víctimas de la explotación sexual acuden con más frecuencia a los servicios de urgencias hospitalarias o a la Enfermería de los centro de salud que a los centro de mujer. “Deberíamos estar preparados porque van a acudir con más frecuencia de lo que creemos”, asegura la enfermera.
Confiesa que “siempre he querido estudiar enfermería con el deseo de ayudar a los que más lo necesitan, porque nunca me imaginaba en un hospital del Primer Mundo toda mi vida trabajando, sino haciendo viajes de cooperación a África”. Por este motivo compaginaba sus estudios colaborando con la ONG contra la trata de personas Acción Plural.
En unas jornadas en Marruecos conoció cómo la enfermería no solo salva vidas, sino que también contribuye a cambiar esas vidas” y fue consciente del déficit a la hora de abordar la trata en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha. Por este motivo decidió enfocar su trabajo fin de grado a crear un protocolo que permita ayudar a las víctimas. “Para mí este trabajo era como un paso más en la lucha contra un área silenciada como es la explotación sexual, que afecta al 90% de las mujeres prostituidas en España”.
Protocolo
El protocolo elaborado por Marta Ruiz consta de tres partes. En la primera se definen indicadores físicos, psicológicos y sociales. En los físicos se cuentan los signos de abuso sexual, dolores estomacales, desnutrición, deshidratación,….
En los psicológicos cita la depresión, la ansiedad, la irritabilitad, el estrés postraumático y trastornos disociativos. Por último, algunos indicadores sociales son que a la víctima siempre le acompaña alguien, que la visita al profesional sanitario la ha realizado como último recurso, presenta mucho abandono y deterioro de salud, carece de pasaporte y procede, principalmente, de Europa del Este, África, Asia o Latinoamerica.
Una vez detectados estos indicadores, se escriben en la historia clínica y se le clasifica como posible víctima de trata.
El segundo paso es entrevistar a la víctima. En este punto la Marta Ruiz detalla los objetivos de la entrevista, cómo debe realizarse, subrayando que la víctima no tiene que sentirse interrogada. Las preguntas deben versar sobre sus condiciones de trabajo, descanso, comida, entorno, relaciones sociales…
El último paso es la intervención, analizando dónde derivar a esa presunta víctima, teniendo en cuenta si ella reconoce su situación. Habría tres posibles caminos: a una ONG preparada para atender a este tipo de víctimas, a la sección especializada de la Policía o mantener el contacto con ella. En este punto la enfermera insiste: “Nunca hay que presionar a la víctima a coger alguno de los caminos”.
Para Marta Ruiz la formación de los enfermeros en este campo es fundamental, ya que pueden ayudar a numerosas personas y celebra el reconocimiento de su trabajo especialmente porque supone una oportunidad para que lo conozca un mayor número de profesionales.
“Es un problema que existe, nos afecta y debemos trabajar en él”, concluye la enfermera.