La noche del sábado 24 al domingo 25 de octubre de 2020 se producirá en España el cambio al horario de invierno. A las 03.00 de la madrugada los relojes se retrasarán una hora y serán de nuevo las 02.00. Una noticia a la que ya estamos tan acostumbrados que casi ni le hacemos caso. Cuando llega el día, no sabemos si hay que atrasarlo o adelantarlo y siempre hay quien llega una hora antes o una hora tarde a los sitios a la mañana siguiente, aunque esto cada vez ocurre menos con la actualización horaria automática de los teléfonos móviles.
El cambio de hora llegó a España en abril de 1974 fruto de la primera crisis del petróleo, la cual impulsó a algunos países occidentales a adelantar sus relojes durante el verano para aprovechar mejor la luz del Sol y disminuir el consumo eléctrico, con el consiguiente reajuste en octubre al horario de invierno.
Pero, a día de hoy, ¿de verdad ahorramos con el cambio de horario? Hay muchas voces a favor y otras muchas discordantes. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el cambio de hora permite reducir en un 5% el consumo eléctrico en luz, lo que equivale a 300 millones de euros al año. De esta cantidad, unos 90 millones corresponden al gasto de los hogares. Ateniéndonos a estos datos, una vivienda debería ahorrar una media de seis euros en su factura eléctrica por el cambio horario.
Sin embargo, no son pocas las organizaciones que cuestionan las supuestas bondades de esta medida. Según un informe de WWF, en otoño las empresas y familias que madrugan necesitan una hora menos de iluminación, por lo que, si son negocios de horario de mañanas, el ahorro sí existe, pero las familias, a la vuelta a sus hogares, se encontrarán con la oscuridad una hora antes de lo habitual, por lo que gastarán por la tarde la hora de iluminación ahorrada por la mañana. Incluso afirman que muchas empresas y comercios que abren a partir de las 9 o las 10 de la mañana les perjudica, pues no ahorran durante las primeras horas de sol y requieren una hora más de gasto por la tarde. Desde esta organización, para asegurar un ahorro energético durante todo el año, apuesta por obligar a rehabilitar energéticamente los edificios.
¿Cómo afecta a nuestra mente el cambio horario?
Solemos escuchar o leer que el cambio horario supone un ahorro, pero ¿cómo afecta esto a nuestra mente y a nuestro estado de ánimo?
Francisco Javier Soria, psicólogo y colaborador habitual de Lanza, explica que retrasar o adelantar el reloj una hora supone “un esfuerzo inconsciente” que se traduce en un mayor cansancio, falta de atención, somnolencia, nerviosismo e incluso ansiedad. “La cuestión es la capacidad de adaptación que tengamos cada uno de nosotros para aclimatar nuestro reloj biológico y sincronizarlo con el reloj social, que es el que demanda el trabajo y la forma de vida de la urbe.
Para Soria, quizás el problema más frecuente y el más importante debido al cambio de hora es el “insomnio primario”. Éste se suele notar hasta la regulación del día a día. “El ritmo biológico es sabio”, señala, por eso tarde o temprano el cuerpo se aclimata.
¿Pero cuánto solemos tardar en adaptarnos a este cambio horario? Para el psicólogo eso depende de cada persona. Su enfoque, su estado físico y mental, su capacidad de previsión… son fundamentales para “afrontar” el cambio horario.
“Los efectos, por lo tanto, dependen de cada uno de nosotros, pero suelen durar un tiempo. A veces son imperceptibles y no te das cuenta. Importante si es cambiar tus hábitos alimenticios y estar haciendo algún tipo de actividad física que mejore tu es estado físico y emocional” añade Soria.
Cambio horario en plena pandemia
El cambio al horario de invierno de este año estará marcado por la situación de pandemia que vivimos. Una situación que está influyendo ya en los hábitos de sueño y que podría perjudicarlos aún más con este cambio horario. “El teletrabajo, algún horario libre y los problemas al conciliar el sueño de forma normal se suman al ajuste horario al que desgraciadamente, todos nos tenemos que acostumbrar”, señala Soria.
En su opinión sobre este asunto es que “sí o sí debemos adaptarnos a una forma de vida antinatural por exigencias de una sociedad que demanda, trabajo, más trabajo… y productividad”.
El cambio de hora del 25 de octubre de 2020 podría ser el último
En marzo de 2019, el Parlamento Europeo decidió acabar con las alteraciones de hora bianuales. La decisión se tomó en base a una encuesta en la que el 80% de los europeos se mostraba a favor de la eliminación y prefería la instauración permanente del horario de verano. Según los resultados de la consulta, un 93% de los españoles encuestados daban su aprobación a la abolición del cambio de hora.
Los países miembros de la Unión Europea quedaron emplazados a decidir definitivamente qué horario elegir en el año 2021, momento señalado para aplicar una nueva Directiva sobre este asunto. De llevarse a cabo, los que elijan el horario de verano cambiarán su hora por última vez el próximo marzo, mientras que los países que adopten definitivamente el horario de invierno lo harán en octubre del año que viene.
