Cuando se produce un proceso de crisis empresarial entrar en concurso de acreedores puede ser la mejor solución para dar viabilidad al negocio
Sin duda alguna la falta de liquidez es uno de los problemas económicos más grandes que puede azotar a las empresas, ya que si no se toman medidas a tiempo la situación puede volverse irreversible provocando una insolvencia total del negocio. Una situación a la que no hay que llegar y que se puede remediar con la ayuda de un experto en gestión de crisis que sepa qué acciones adoptar en cada momento.
El concurso de acreedores se presenta como una de las mejores soluciones que pueden adoptar aquellas empresas que se encuentran en una situación económica complicada, y que por tanto, no son capaces de dar viabilidad a la empresa. Es probable, que algunas personas aún desconozcan que es un concurso de acreedores, por lo que a continuación vamos a tratar de analizar en qué consiste este tipo de procedimiento judicial.
Es la mejor forma de dar salida a un negocio que se encuentra en situación de crisis y que no sabe cómo acabar con los impagos a los que tiene que hacer frente.
¿Qué es un concurso de acreedores?
Cuando hablamos de un concurso de acreedores, nos referimos a un tipo de procedimiento judicial por el cual una determinada empresa o sociedad trata de depurar las responsabilidades que ha adquirido previamente con una serie de acreedores. Es decir, es un tipo de procedimiento judicial que se utiliza en aquellos casos en los que las empresas tienen muchas deudas y son incapaces de hacerles frente.
A través de un concurso de acreedores, cualquier empresa puede empezar a cumplir con una serie de objetivos (que le son marcados por los acreedores) que le permitirán acabar con los problemas de liquidez, para posteriormente dar una vialidad clara al negocio. Un tipo de procedimiento judicial que está regulado por la Ley 22/2003 (Ley Concursal), y que se divide en dos tipologías bien diferenciadas.
Por un lado, está el concurso de acreedores necesario, que responde a un proceso al que la empresa se tienen que enfrentar de manera obligatoria, ya que los acreedores de la misma creen que sus intereses económicos pueden verse gravemente perjudicados.
Por otro lado, hay que hablar también del concurso de acreedores voluntario, que hace referencia a un proceso en el que es la propia empresa la que solicita iniciar el procedimiento debido a la mala situación económica que puede estar atravesando.
¿Cómo entrar en concurso de acreedores?
Lo más habitual es que las empresas o negocios que necesitan entrar en concurso de acreedores, no saben cómo hacerlo, por lo que lo más recomendable es ponerse en contacto con alguna consultoría estratégica que sea capaz de reconducir el mal rumbo que lleva la empresa.
Estas consultoras están formadas por expertos en gestión de crisis como Igor Ochoa de Dipcom Corporate, que saben cómo actuar ante los acreedores desde el primer momento. Empresas con larga trayectoria en el sector, que cuentan con equipos altamente cualificados que conocen a la perfección el tipo de asesoramiento legal, económico y financiero que tienen que ofrecer a cada cliente.
Por ello, la mayoría de expertos en la materia recomiendan a las empresas que quieren entrar en concurso de acreedores, contactar previamente con consultorías estratégicas para poder evaluar su situación de forma adecuada y no tomar decisiones precipitadas que puedan perjudicar al negocio.
¿Cuántas fases tiene un concurso de acreedores?
Si nos ceñimos a la Ley Concursal (Ley 22/2003) que se ha citado anteriormente, los concursos de acreedores constan de tres fases bien diferenciadas, aunque es cierto que también se puede incluir una fase previa de preparación de los documentos que se van a presentar en el procedimiento judicial.
Una vez que se han realizado estos actos previos, llega el turno de la fase común, donde la empresa solicita el concurso de acreedores. En esta fase se determina la cuantía de la deuda de la empresa, el patrimonio del concursado y las funciones que va a desarrollar el administrador de la sociedad.
Cuando se supera esta fase común, llega el momento de la fase de convenio, en la cual se lleva a cabo la negociación de reestructuración de la deuda entre la empresa y sus acreedores. Para finalizar, la última etapa de todo es proceso es la fase de calificación, donde se determina la responsabilidad del administrador en la deuda que ha contraído la empresa.
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