Actualmente, ha indicado, «la cuenca del Segura se encuentra en estado de prealerta», situación que implica llevar a cabo actuaciones de preparación para posibles escenarios menos favorables.
De no producirse lluvias en otoño se entraría, posiblemente, «en situación alerta, donde se tendría que restringir el suministro de agua para el regadío un 25 por ciento», ha señalado el presidente del organismo de Cuenca, Mario Urrea.
En este momento, y en previsión de que la situación empeore, el organismo de cuenca está trabajando en un incremento de la oferta, que se traduciría en la apertura de los pozos de sequía.
Los pozos de sequía técnicamente están listos, pero se trabaja en las autorizaciones medioambientales para su apertura, y esto no se produciría hasta llegar a la última fase, la de emergencia.