Uno de los momentos más esperados, por tradicionales dentro del campo bravo ciudarrealeño, son los tentaderos de Víctor y Marín, los cuales, desde hace unos años, se celebran de seguido durante varios días.
En esta ocasión las tientas comenzaron el pasado jueves, jornada en la que a Pinos Bajos acudieron los novilleros Carlos Aranda, Adrián Grande y Álvaro Martín, hijo de José Luis Seseña, a quien por cierto, le correspondió una vaca colorada de gran calidad y fondo.
El viernes llegó el turno de matadores de toros. Los invitados fueron Luis Miguel Vázquez, Fernando Tendero, y el novillero –apoderado por Aníbal Ruiz- Álvaro Sanlúcar. El daimieleño volvió a reverdecer laureles en esta casa, y cuajó momentos de gran belleza, como se puede apreciar por la foto incluida en este reportaje. Fernando Tendero puso de manifiesto su momento de madurez, sobre el que volveremos en próximas semanas en Lanza con un espacio dedicado en exclusiva, mientras que Álvaro Sanlúcar demostró que el toreo le fluye de manera natural y plástica, es decir, con gran belleza expresiva.
El sábado acudieron a Pinos Bajos Curro Díaz, y los novilleros Lorenzo Sánchez (emparentado con Miguel Flores, gran amigo de la casa), y Álvaro Lorenzo. Entre los tres dieron cuenta de nueve vacas, sobre las que los ganaderos tomaron sus debidas anotaciones, aunque podemos señalar que todas sirvieron en mayor menor medida para los toreros.
No pudimos acudir a la jornada del domingo por un compromiso adquirido previamente. Y según nos contaba en el día de ayer uno de los ganaderos, Felipe Lasanta, el día comenzó torcido. No gustaron ninguna de las tres primeras vacas. Incluso una de ellas llegó a derribar al picador Ignacio Sánchez, y otra intentó saltar y huir varias veces. Sin embargo todo se arregló a partir de la cuarta vaca, que correspondió a Sánchez Vara, quien la toreó a placer. También rayó a un grandísimo nivel Emilio Huertas, con un toreo de mano baja y estética compositiva. No tuvo tanta suerte Andrés Palacios, aunque también pudo gustarse con una de sus vacas.
Venidos arriba por el buen juego de las últimas vacas tentadas, se dio suelta a una becerra hija de una cabestra y un toro bravo semental jabonero en el que hay muchas esperanzas puestas, y embistió de ensueño, según señala Felipe. Tanto que hubo cola para salir a torearla, incluido el ganadero José Luis Marín.
En suma se trató de cuatro días de tientas realmente interesantes, con un porcentaje cercano al cincuenta por ciento de vacas aprobadas, en uno de los rincones taurinos de más sabor, al tratarse de la ganadería de más antigüedad de la provincia de Ciudad Real; con la amabilidad acostumbrada de esta casa, quienes no se opusieron a que varios “tapia” salieran a torear una vez el torero titular hubo acabado su quehacer. Enhorabuena. Y gracias.