Plaza de toros del santuario de Las Virtudes, en Santa Cruz de Mudela. Dos tercios de entrada.
Se lidiaron cuatro toros de Los Eulogios, de aceptable presencia y buen juego, a excepción del zambombo quinto, sin clase ni ritmo. Y dos novillos de La Rinconada, terciados. Manejable el tercero y lesionado tras rematar en un burladero el sexto, que fue apuntillado en el ruedo tras derrumbarse.
Diego Silveti: Dos orejas y oreja.
Emilio Huertas: Dos orejas y dos orejas.
El novillero Alberto Pozo, que sustituía a Carlos Aranda: Oreja y oreja.
Silvetti y Huertas salieron a hombros. Saludó tras banderillear al quinto José Otero, de la cuadrilla de Emilio Huertas.
El festejo mixto que tuvo por escenario una de las plazas de toros más bellas de España como es la del santuario de Las Virtudes, en Santa Cruz de Mudela, ofreció un desarrollo de más a menos que dejó una sensación agridulce en los aficionados que acudieron al reclamo de un cartel compuesto por dos matadores y un novillero.
Los dos primeros toros de Los Eulogios y el primer utrero de La Rinconada ofrecieron, en mayor o menor medida, posibilidades para realizar toreo bueno.
Diego Silveti anduvo resuelto y dispuesto tanto con capote como con muleta en el que abrió plaza, un toro encastado y con calidad aunque algo soso, con el que consiguió fases de toreo clásico y buenos embroques. No abundó en igual medida el ajuste. Mató a la primera, y se aseguró la puerta grande. El cuarto no tuvo la clase del primero y el mexicano estuvo pulcro, sin más, matando con efectividad.
El local Emilio Huertas resultó el triunfador numérico del festejo, si bien no llegó a brillar con la rotundidad que en sus pasados compromisos. La faena a su primero tuvo más cantidad que calidad y más enganchones de los recomendables. Ante su segundo, un zambombo regordío sin ritmo que buscó presa por el pitón izquierdo, el ciudarrealeño, no se encontró cómodo en ningún momento, como no podía ser de otro modo, lo cual no fue impedimento para cortar las dos orejas tras enterrar el estoque al primer viaje.
El novillero Alberto Pozo estuvo en novillero toda la tarde, aunque las sutilezas manejando las telas no son lo suyo. Resultó prendido en la corva en el tercio de banderillas del tercero de la tarde, y no dejó de cojear en lo que restó de su actuación. A su manejable primero, un novillo que fue hasta el final por abajo aunque punteando los engaños en ocasiones, lo pasó de muleta sin pena ni gloria, y nada pudo hacer frente al sexto, que se dañó al rematar en un burladero justo antes de comenzar el último tercio.