Cuando la economía atraviesa dificultades y no se dispone de dinero suficiente como para cambiarse a un inmueble más grande o moderno, la respuesta perfecta para quienes buscan desesperadamente un cambio, pero no saben cómo hacerlo sin gastar más de la cuenta, está en saber con quiénes asesorarse para implementar una decoración interior inteligente y atractiva. No todas las reformas que se hagan en casa tienen por qué ser integrales, muchas veces con pequeños cambios puede marcarse una gran diferencia, el tema está en saber qué, cuándo y cómo hacer esos cambios.
La primera pregunta que muchos se hacen al plantearse el desafío de decorar nuevamente la casa está en saber qué color de pintura resulta más conveniente a la hora de generar una sensación nueva en un inmueble ya conocido, frente a ello las respuestas siempre serán disímiles pero ¿por qué no decorar en blanco? El blanco es un color que a muchos les parece “aburrido”, pero que a los especialistas les encanta por la infinidad de posibilidades que entrega al combinar perfecto con otros colores y texturas. El color blanco es sinónimo de conceptos siempre bien ponderados en decoración como son los de elegancia, limpieza y delicadeza, lo que hace mucho más tentador el utilizarle a especialistas como los de Reformador.es.
Cuando se decide por el blanco debe tomarse en cuenta que prácticamente todos los estilos de decoración combinan perfecto con él, pero quizá el minimalismo es el que mayor auge ha tenido en el último tiempo, aunque ello siempre dependerá de los artículos que se quieran utilizar, los gustos que se tengan y lo que se busque proyectar en el hogar. El piso cobra preponderancia en una casa o departamento de color blanco, pues es el encargado de marcar contraste a primera vista, algunas alternativas utilizadas son el cemento pulido, mármol blanco y el parquet en tonos claros para que luzca armónico con las paredes y el cielo.
Con el objeto de llamar la atención y dirigir los sentidos, siempre es bueno incorporar colores con personalidad en un inmueble pintado de blanco, como por ejemplo, aprovechando los muebles de la sala de estar para contrastar la excesiva pasividad y elegancia del intenso blanco que se aprecia por doquier. Los colores marrón, azul pastel, beige e incluso los tonos amarillos, azul y verde lucirán siempre bien en un ambiente donde prime el blanco.