El otoño puede ser la estación más evocadora del año. Por su puesto, la naturaleza tiene parte de esa culpa. Los días se acortan lentamente mientras llega una fresca brisca anticipando al frío invierno y despidiendo al caluroso verano. El otoño trae sobre todo nuevos colores, aromas, y sabores.
Miles de tonos amarillos, dorados, marrones, verdes, y rojizos cubren los paisajes españoles formando un digno cuadro impresionista. Aromas como el de las castañas asadas impregnan las calles y sabores como el del chocolate caliente calman nuestro apetito.
Desde hace unos años el enoturismo se he convertido en una nueva forma de turismo cultural sostenible muy exitoso. Este tipo de viajes se atreven a mezclar el arte con la gastronomía, la naturaleza paisajística con la tradición, y las relaciones humanas a través de la degustación de los mejores vinos del país.
Una forma diferente de viajar
El enoturismo puede ser muy divertido ya que no se limita únicamente a degustar los mejores vinos. Además, tenemos la oportunidad de visitar las bodegas más espectaculares aprendiendo sobre catas, barricas, y vendimias.
Un día en la vendimia significa descalzarse y pasar a la acción desconectando de la ciudad. Un día en el campo del que recogeremos los frutos, un delicioso mosto con cata incluida. Las bodegas Cepa 21, dirigidas por la familia Moro cuentan con 50 hectáreas con Denominación de Origen Ribera del Duero y llevan varios años desarrollando esta actividad para todo tipo de públicos.
Por otro lado, para los aventureros que deseen recorrer nuestro país de viñedo en viñedo, una posible idea sería hacer un viaje en autocaravana desde la colorida Rioja pasando por la histórica Valladolid terminando en las Bodegas Habla en Trujillo. Una bodega con aire vanguardista situada en Cáceres con una arquitectura contemporánea cuyos principales materiales son el cobre y el cristal. Lo más interesante, es una hacienda a medio kilometro llamada la Dehesa de la Torrecilla, especializada en ejemplares de pura raza española con espectáculos ecuestres y una amplia colección de carruajes.
No obstante, si somos personas más nocturnas podemos desplazarnos hasta la bodega Cuatro Rayas en La Seca y vendimiar de noche. Sin movernos mucho, y también en Valladolid, encontramos las Tonelería de Burgos dónde nos enseñarán cómo se fabrican las barricas. Otra opción, es ir a las Bodegas Castelo de Medina en las que podremos degustar sus vinos a la vez que observamos las diferentes zonas de fabricación y desarrollo.
Aunque si finalmente preferimos quedarnos en Ciudad Real, siete son las bodegas que recogen los vinos moraleños, una uva que año tras años sigue dando muy buenos resultados en Moral de Calatrava. Y es que a veces en casa sabe mejor.