Plaza de toros de Malagón. Casi dos tercios de entrada.
Se lidiaron cuatro toros de Madroñiz (2º, 3º, 4º y 5º), y tres erales de El Cortijillo, dos de ellos para rejones (1º y 6º) y uno para lidia a pie sin picadores (7º). Bueno el primero de Madroñiz, justos de raza y fuerza el resto.
El rejoneador Miguel Ángel Martín: Oreja y oreja.
Manuel Díaz “El Cordobés·: Oreja y dos orejas y rabo.
Aníbal Ruiz: Oreja y ovación con saludos y aviso.
El becerrista Jonathan Anaya: Dos orejas y rabo.
Martín, Cordobés y Anaya salieron a hombros.
Largo festejo el celebrado en Malagón, algo más de tres horas, en el que lo más notable salió de la muleta de El Cordobés en el segundo de su lote, un toro noble que no humilló pero que embistió al ralentí, y Manuel Díaz lo condujo a media altura acompasado a esa velocidad. No hubo ceñimiento pero sí un intento por realizar el toreo de manera ortodoxa, aunque no faltó el salto de la rana, ni en éste ni en su primero, el mejor toro de la corrida, sobre todo por el pitón derecho, lado por el que lo condujo despegado.
Aníbal Ruiz se justificó con un lote incómodo, destacando el buen recibo de capote a su primero, aunque no anduvo en absoluto acertado con la espada en su segundo, llegando a pinchar hasta en ocho ocasiones.
El rejoneador Miguel Ángel Martín tuvo enfrente a un eral manejable para abrir plaza al que ejecutó una faena desigual, al igual que ocurriera en el desentendido y deslucido novillo que saltó al ruedo en sexto lugar.
El becerrista local Jonathan Anaya se las vio con un eral que tuvo movilidad, con algún pasaje de mejor acople por el pitón derecho. Mató a la primera de manera efectiva y el paisanaje hizo el resto para que a sus manos fuera el rabo.