El pasado 4 de septiembre en la plaza de toros de Daimiel se lidió la que, a nuestro juicio y algún compañero más, fue la corrida más completa de las lidiadas en la provincia de Ciudad Real, por trapío y juego. La ganadería en cuestión no es otra que la de Virgen María.
El caso que nos ocupa no es otro que elde un aficionado francés, Jean Marie Raimond quien, después de comprar en 2003 vacas y sementales de Jandilla y Victoriano del Río, decidió trasladar su ganadería a principios de 2011 hasta campos sevillanos cercanos a Constantina, concretamente a las fincas Pedrechada y Garlochi, una extensión serrana ondulada de más de ochocientas hectáreas con abundancia de agua, en la que no faltan encinas, alcornoques, ni a veces cigüeñas negras o nutrias.
La base genética de la vacada franco-hispana está enraizada en la sangre Domecq por dos ramas: la de Marqués de Domecq por un lado, con un centenar de vacas de vientre, y otra de procedencia Jandilla, vía la casa matriz, además de Daniel Ruiz y Victoriano del Río.
Si bien en un principio la variante Jandilla fue la que mayores garantías ofrecía e ilusiones despertaba, según opinión de Andrés Tirado, mayoral de la ganadería y hombre de trato intachable, el juego que ofrecen en el ruedo tanto los machos como las hembras del marqués, llegados a tierras sevillanas hace cinco años, en absoluto es eclipsado por lo “jandillón”.
Fue en 2011 cuando el proyecto de Virgen María, nombre al que se anuncia esta vacada, se trasladó a España, y desde entonces tanto su propietario como su mayoral se afanan en ir ganando adeptos poco a poco, incluyendo en ese grupo tanto a aficionados como a toreros.
Con respecto a los primeros diremos que su trayectoria más reciente no ofrece sino buenos augurios, pues, en nuestra opinión, suya fue la mejor corrida que se lidió en la provincia de Ciudad Real el año pasado. Saltó en Daimiel, donde al menos cuatro de los toros de Virgen María –excelentemente presentados, por cierto- persiguieron con bravura enclasada las telas que les ofrecieron Curro Díaz, Luis Miguel Vázquez y Joselito Adame.
Eso es precisamente lo que se busca en esta joven vacada, una clase y bravura que emocione al público en los tendidos, y que al mismo tiempo permita realizar y disfrutar el toreo bueno a quien se ponga delante de ellos. Y, a juzgar por los resultados cosechados hasta el momento, se marcha en la buena dirección. Porque buenas resultaron también las corridas lidiadas en Corella o Navalcán, así como la novillada de Beziers del año pasado, o la de Nimes hace tres temporadas, en la que un novillo fue premiado con la vuelta al ruedo.
Para la inminente temporada 2016 hay dispuestas dos novilladas con picadores y doce cuatreños de capa predominantemente negra en los que las hechuras varían, ya que el trapío que lucen algunos ejemplares les permitiría ser lidiados tanto en plazas de tercera como de segunda, o incluso en alguna de primera. No obstante los cuatreños de Raimond podrían acabar siendo lidiados -ojalá- en una plaza ciudarrealeña a principios de temporada.
Terminaremos diciendo que aunque en Virgen María sí hay intención de llegar a cosos de compromiso, no hay prisa por llegar a palenques de tal relumbrón. El camino en busca de la calidad hay que andarlo, sí, pero sin ligerezas. Poco a poco. Despacito. Como se hace el toreo. El bueno.