Plaza de toros del santuario de Las Virtudes (Santa Cruz de Mudela). Casi media plaza.
Se lidiaron seis toros de José Luis Iniesta, muy desiguales de presentación, con las defensas sospechosamente romas o astilladas. Descastados y deslucidos. Menos malo el sexto.
David Galván: Palmas con aviso y ovación con saludos.
Emilio Huertas: Dos orejas y oreja.
Joaquín Galdós: Dos orejas y dos orejas con aviso.
Huertas y Galdós salieron a hombros.
A priori, el cartel de ayer sábado prometía en cuanto a los toreros; tres matadores jóvenes en edad y situación de merecer. Sin embargo la descastada corrida de Iniesta, de presencia desigual y deficiente -por no decir otra cosa- de pitones, apenas dio opciones. Tan solo se pudieron atisbar apuntes, pero no más allá.
David Galván puso sobre el tapete unas formas toreras preñadas de gusto, pero su primero, que le arrolló en el inicio de faena sin consecuencias, tan solo se dejó algo por el izquierdo, mientras que el cuarto, frente al que inició faena con las rodillas clavadas en la arena, únicamente se pudo arrimar, pues su oponente apenas se movió. Pinchó hasta en cuatro ocasiones, lo cual no impidió que se le pidiera una oreja al esfuerzo, no concedida.
Emilio Huertas quiso toda la tarde, pero no tanto su lote. En el segundo lo más destacado llegó por el pitón derecho, mientras que el quinto rehusó la pelea casi por completo, permitiéndole tan solo mostrar arrojo y disposición, que no faltó.
Joaquín Galdós dejó la sensación de torero hecho y con las ideas claras, basadas en un toreo suave ayuno de busquedades. Manejó el capote con elegancia a la verónica, tanto en su primero como en el sexto. A sus mmanos fue a parar el tuerto en el país de los ciegos, es decir, el toro menos malo del encierro, que tan solo duró tres tandas. Sobresalió su toreo mecido al natural en pasajes aislados. Poco que contar referente a su primero al margen de la dimensión que puso de manifiesto. Mató a la primera de media y se le concedieron dos generosas orejas. Torero a seguir.