El viento, dicen, es el peor enemigo de un torero en la plaza, y en el festival sin picadores celebrado ayer en Malagón, con algo más de medio aforo cubierto, hubo viento para dar y tomar, por lo que las faenas se vieron condicionadas negativamente por este elemento, impidiendo, además, apreciar en plenitud el comportamiento de los ejemplares ciudarrealeños de la ganadería de Mollalta, que era otro de los grandes atractivos del festejo.
Los novillos lidiados lucieron buena crianza y casta. Sobre todo los lidiados en tercero, cuarto y quinto lugar.
Víctor Janeiro (dos orejas) le las vio con un auténtico toro por cuajo. No terminó de confiarse, en una faena periférica en la que lo mejor llegó cuando tanto el viento como él se templaron un poco, lo cual ocurrió en una buena tanda final por el pitón derecho.
Julio Benítez “El Cordobés” (silencio tras dos avisos) pechó con un novillo reparado de la vista ante el que poco pudo hacer.
Juan Millán (dos orejas) no pudo pegar ni uno a su eral por el pitón izquierdo, pero sí muchos por el derecho, pitón por el que hilvanó una faena pulcra.
Carlos Aranda (dos orejas y rabo) reaparecía después del corte sufrido en dos dedos de la mano izquierda. Durante su faena el viento azotó con saña, por lo que su actuación no tuvo limpieza, resultando la muleta enganchada con frecuencia.
Jonathan Anaya (dos orejas y rabo) se las vio con el eral más encastado de la tarde. Tanto toro como torero derrocharon movimiento, aunque en el haber del torero hay que apuntar algunos derechazos con gusto de cintura quebrada. Igual que Aranda, mató al primer intento, lo cual desató la petición de los máximos trofeos, que les fueron concedidos.