La integración de la población activa mayor de 55 años en el ámbito laboral se ha convertido en un tema de gran relevancia para la economía, especialmente en un contexto de envejecimiento poblacional sin precedentes, donde la edad promedio de la población continúa aumentando. En Castilla-La Mancha, la proporción de personas mayores de 64 años es de 123 por cada 100 menores de 16 años, una cifra en constante ascenso debido a la creciente esperanza de vida y al declive en las tasas de natalidad. Esta tendencia ha situado a España como el segundo país con menor tasa de natalidad en la Unión Europea.
En paralelo con las tendencias demográficas, la edad promedio de la población activa también está en aumento, destacando la creciente presencia de trabajadores sénior (mayores de 55 años), que desempeñarán un rol dominante en los próximos años. La generación del baby boom, una de las más numerosas en la historia, ya supera los 55 años, lo que contribuye al aumento de la proporción de personas mayores en España y, por tanto, de la población activa. Esta tendencia se espera que continúe en los próximos años debido a la caída en las tasas de natalidad y al aumento de la esperanza de vida.
A pesar de este escenario, las personas mayores enfrentan prejuicios y estereotipos en el mercado laboral que pueden llevar a la inactividad, al desempleo prolongado o a jubilaciones anticipadas. Este contraste es paradójico considerando que la edad de jubilación tiende a aumentar y que la contribución de este grupo de población activa es crucial para la competitividad del país.
Actualmente, se vive la situación denominada como invierno demográfico, lo que significa que el número de nacimientos es insuficiente para reemplazar a las personas que fallecen. Esto conduce a una disminución de la población y, por tanto, a una menor fuerza laboral disponible, además de otros efectos como una mayor presión sobre el sistema de la seguridad social.
Según el INE, hay 209.500 personas mayores de 55 años en activo en Castilla-La Mancha, es decir, empleados o en búsqueda de empleo. Esto equivale al 20% de la población activa de la región, en comparación con el 10% hace una década. En la última década, el número de personas activas mayores de 55 años ha aumentado un 69% en Castilla-La Mancha (en 2013 había 123.500 personas activas mayores de 55 años) y un 180% en los últimos veinte años (en 2003 había 74.600 personas en esta categoría).
En términos de comunidades autónomas, Castilla-La Mancha se ubica en el noveno puesto en cuanto a la proporción de trabajadores sénior dentro de la población activa. Castilla y León (24,9%), Asturias (23,7%) y Euskadi (23,1%) presentan los porcentajes más altos. Por el contrario, Andalucía (19,1%), Baleares (18,8%) y Murcia (18. 9%) tienen las tasas más bajas. En todas las comunidades autónomas, sin embargo, la presencia de la fuerza laboral sénior está en aumento y se acerca al 20%.