Casi todos los años hay algún torero nuevo que despierta la ilusión en el aficionado. Bien un torero ya conocido pero que muestra una dimensión atractiva, u otros de nueva alternativa en los que se depositan esperanzas de renovación y cambio.
Todo parece indicar que la temporada del 2016 está llamada a ser precisamente la del cambio. Varios son los nombres que están en la mente de todos y que, en teoría, están llamados a ocupar puestos antes destinados a toreros más o menos vistos. En algunos casos muy vistos.
Uno de estos nombres es el de un peruano: Andrés Roca Rey. Un espigado muchacho de 19 años que el año pasado abriera la puerta grande de Las Ventas a comienzos de año y que tomó la alternativa con éxito en Nimes a finales de la misma.
A partir de aquel momento, Roca Rey no ha parado de encadenar triunfo tras triunfo en los cosos americanos, alimentando las esperanzas tanto en su tierra, Perú, a la que le vendría realmente bien contar con una figura patria del toreo con el fin de revitalizar la Tauromaquia en el país andino, como aquí, en España, tierra en la que no se mira el pasaporte a la hora de considerar a un torero figura o no; ahí están los casos de César Rincón o Sebastián Castella.
Y aunque en demasiadas ocasiones las esperanzas anuales a las que antes hacíamos referencia no se tornan en realidades, este año hay algunos casos que pueden cambiar la dinámica. Uno de ellos, quizás el que más, es Roca Rey. Por lo ya realizado, tanto en América como en su rotundo éxito en Valencia (mano a mano con El Juli, cortando tres orejas), y lo que pudo esbozar en la recién finalizada feria de Abril de Sevilla; además de por lo que se le intuye, que es muchísimo.
Su toreo se fundamenta en una firmeza inquebrantable y una sobriedad no exenta de personalidad. Además, su evolución ha sido supervisada por alguien que parece tener un ojo privilegiado para prever la dimensión de toreros prometedores, José Antonio Campuzano quien, ya hace tres años, auguraba un gran futuro para Roca Rey como figurón del toreo.
Hace poco pudimos apreciar las virtudes del peruano en directo, en un tentadero celebrado en la ganadería de Santa Ana y Virgen María, en Constantina. Y a fe que no defraudó frente a un cuajado cuatreño en una lluviosa mañana. Tanto, que el arriba firmante afirma no haber visto un torero de la dimensión de Roca Rey desde los tiempos de arranque de Julián López “El Juli”. Simple y llanamente.
Ahora “solo” falta esperar a que el tiempo nos dé o quite la razón.