Según reconoce el propio torero, a medida que se acerca el sábado, los nervios van ganando terreno. A pesar de que todo aquel que un día decide intentar llegar a algo en el mundo del toro tiene señalado el día de su alternativa, una vez éste llega, es inevitable sentir incertidumbres.
Emilio Huertas, quien ha dado cinco vueltas al ruedo en Madrid y ha cortado dos orejas en Sevilla como novillero con picadores, sigue con su entrenamiento diario, tanto con toreo de salón y ejercicio físico como toreo en el campo. De hecho la pasada semana toreó dos toros de Alcurrucén en El Cortijillo, y el fin de semana hizo lo propio con otros dos más de la ganadería de Manuel Ángel Millares, de la que saldrán los que serán lidiados este sábado en Manzanares en su doctorado como matador de toros. Y a su lado estarán nada menos que Iván Fandiño y Daniel Luque, que saldrán a morder.
LANZA: Llegó el día.
EMILIO HUERTAS: Sí. Por fin llegó. El día más importante de mi vida. Estoy muy concienciado y aunque sé que me enfrento a dos toreros punteros que me van a apretar mucho, sé lo que puedo dar, y si los toros me ayudan voy a dar una buena dimensión. Aunque me queda mucho por delante, por supuesto. Nunca se deja de aprender.
L: ¿Su paso por el escalafón de novilleros con picadores ha sido como esperaba?
EH: Ha sido mejor de lo que creía que sería. Cuando decides debutar con picadores mucha gente de tu entorno te dice que será más difícil, y no ha sido fácil, desde luego, pero creo que teniendo las cosas claras se puede llegar a la meta que te fijes. Para mí tomar la alternativa este sábado no es el objetivo fundamental. Es simplemente un paso más, porque lo que yo realmente quiero es ser gente en el toreo, y eso va más allá de la alternativa.
L: ¿Cuál ha sido el momento más dulce que ha vivido en esta etapa?
EH: Ha habido bastantes, por suerte. Pero quizás la tarde de la que mejor recuerdo guardo tuvo lugar en Algemesí, la feria de novilladas valenciana. El primer año que toreé allí corté tres orejas y no me pusieron en Valencia al año siguiente. Y cuando volví allí la segunda vez viví una tarde magnífica. Corté un rabo y pude unir todo lo que quiero mostrar como toreo: entrega y buen toreo.
L: ¿Y el más amargo?
EH: También ha habido algunos. Duele mucho triunfar y que esos triunfos no tengan la recompensa justa. En ese sentido me gustaría señalar el afán de justicia que tienen en Francia. Tomás Campuzano, en el tiempo que me apoderó, me hizo bastantes contratos allí, y siempre que triunfé me repitieron. En Francia salen novilladas muy serias y duras, pero si haces el esfuerzo y triunfas, vuelven a contar contigo. También pasé un momento difícil al final de la temporada pasada, en la que no se me escaparon triunfos importantes por la espada.
L: Ha hablado de uno de sus apoderados, Tomás Campuzano. Sin embargo ha habido tres más en su etapa como novillero con picadores.
EH: Así es. Primero fue Juan Luis Ruiz, luego Luis de Pauloba. Más tarde Tomás Campuzano, y por último, hasta hace algo menos de un mes, Julio Aparicio. De todos he intentado aprender todo lo que he podido. Juan Luis Ruiz me ayudó mucho y tengo un gran recuerdo de él. Tomás Campuzano me hizo ver que hay que entender todos los encastes, mientras que con respecto a Julio Aparicio, su concepto del toreo es al que más cercano me siento.
L: Ahora le apodera Juan Luis Núñez, una persona que siempre ha estado a su lado.
E: Juan Luis es la persona más importante que he tenido a mi lado desde que decidí ser torero. Mis padres también han estado ahí, por supuesto, pero Juan Luis ha sido y es mi mozo de espadas, padre, hermano, amigo y casi novio (risas). Con él entreno a diario, viaja conmigo, me aconseja… no tengo palabras para agradecer lo que supone para mí.
L: ¿Qué espera conseguir ya como matador de toros?
EH: Quiero triunfar. Es una tarde clave. Te puedo decir que cinco o seis corridas dependen de lo que ocurra el sábado en Manzanares. Así que saldré a dar todo lo que tengo.
L: ¿Y con respecto a su concepto del toreo?
EH: Ahora mismo el concepto que más me interesa desarrollar es el de la verticalidad. Quiero templar y mandar yo sobre la embestida del toro, no que él mande sobre mí.
L: Pues solo nos queda desearle suerte para el sábado y que intente disfrutar de la tarde.
EH: Lo de disfrutar no lo tengo muy claro. Disfrute es una palabra que creo que lleva implícito relajación, y yo el sábado voy a estar de todo menos relajado. Tengo que arrear, con cabeza, pero arrear. Así que disfrutar no creo que tenga mucho espacio para disfrutar. A menos que salga uno metiendo la cara de ensueño y pueda dar rienda suelta a la tensión.
L: Ojalá así sea.