Durante la primera interveción en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, ha preguntado: «¿Qué modelo policial defiende el Gobierno?». El presidente le ha contestado que «el que garantiza el ejercicio seguro de los derechos y libertades» y ha puesto en valor los avances de la ponencia que tramita la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana.
«Ya hablaremos de la ‘ley mordaza’, que también tiene tela», le ha apuntado Rufián antes de pedirle explicaciones por el policía infiltrado. Sin embargo, en su segundo turno Sánchez ha evitado entrar en ese asunto, únicamente ha resaltado el «buen trabajo y labor» de las Fuerzas de Seguridad y ha proseguido con su defensa del trabajo de la ponencia de la Comisión de Interior.
Rufián ha leído los delitos que justifican una infiltración policial según la Ley de Enjuiciamiento Criminal: «terrorismo, secuestro, trata de personas, venta de explosivos, de material nuclear, prostitución y tráfico de drogas» y ha exigido a Sánchez que especificara cuáles eran los que investigaba el agente que se infiltró en centros sociales y «movimientos vecinales» de la capital catalana.
En este contexto, le ha recordado que ninguno de estos espacios «se ha cerrado» y ninguna de las personas que participan en los mismos ha sido «encarcelada». «Entonces, si no hay ningún delito ni ningún delincuente investigado o perseguido ¿por qué han premiado a este policía con una embajada?», le ha inquirido, recordándole que el policía ha recibido «cinco querellas por abusos sexuales».
«¿Donde está su límite moral y ético?», ha abundado el portavoz de ERC alertando de que ahora, además de la «libertad política e ideológica» parece que también está «amenazada» la «libertad sexual» y recomendando a Sánchez que cuando quieran infiltrar a policías en «organizaciones criminales» lo hagan en «el PP, la Fundación Francisco Franco o Zarzuela».
En este contexto, Rufián ha animado a sus socios parlamentarios a seguir avanzando en las cuestiones que aún están pendientes, si bien ha resaltado que «ya se han corregido todos los aspectos que provocaron mayor rechazo de los grupos de la Cámara y del conjunto de la sociedad y que le valieron el calificativo de ‘mordaza’.
Por todo ello, se ha mostrado convencido de que se puede seguir dialogando para lograr que se pueda aprobar una reforma que «equilibre el pleno ejercicio de los derechos y libertades y la preservación del orden público».