El panorama en Las Ventas ha cambiado con la llegada de Simón Casas y Nautalia. Y no parece haberlo hecho para peor. En absoluto. Los tendidos de la plaza más importante del orbe taurino en un domingo de novillada no solían albergar más allá de cuarto de plaza en la anterior etapa, mientras que en el día de ayer se cubrieron en casi su mitad. Y esos son muchos espectadores más.
También es verdad que parece que los ocupantes de las localidades tienen un conocimiento poco profundo de lo que están viendo, pues se aplaudieron cosas que antes pasaban totalmente desapercibidas y que no tienen mayor importancia real en el transcurso de la lidia. Pero eso no es malo. Si estos espectadores poco entendidos no vinieran nunca es cuando nunca podrían engancharse a la Tauromaquia. Por tanto, bienvenidos.
En el ruedo hubo un novillo que brindó triunfo y una faena destacada. Es decir, uno y una. Y emoción. No tanto la provocada por el toreo estético, sino por ver cómo plantaban cara los tres novilleros a los utreros –casi toros- de origen Santa Coloma que les aguardaban en los chiqueros, además de al viento reinante.
Lo más brillante del festejo llegó en el quinto, que resultó, con diferencia, el mejor utrero de la novillada. Ya desde el recibo a la verónica con el capote se acopló con sus embestidas Ángel Sánchez, y repitió por el mismo palo en un quite, en un conjunto de notable. Y de sobresaliente lentitud resultaron varios pasajes de Sánchez con la muleta, sobre todo al natural, lado por el que los muletazos fueron además de a cámara lenta, de gran ajuste. Vista la conexión con los tendidos, de no haber fallado con los aceros habría cortado una oreja con mucha fuerza o dos con menos ídem. En su primero sorprendió al acertar a hilvanar varias series de interés a un sobrero de San Martín que no había apuntado posibilidad alguna de faena en los dos primeros tercios. Pero igualmente falló a espadas.
Manolo Vanegas derrochó ganas, pero no anduvo acertado a la hora de dar estructura a sus faenas. Hubo más cantidad que calidad, y la limpieza tampoco fue nota destacada en ninguno de sus trasteos. Sí lo fueron los tres espadazos que realizó y sus toreros comienzos de faena doblándose con sus oponentes.
García Navarrete no se encontró cómodo en momento alguno con el tercero, un novillo complicado que topaba las telas, además de buscar al novillero sin salirse de la suerte. Fue volteado y corneado al entrar a matar y en los momentos inmediatamente posteriores en la arena, con el resultado que se expone en el parte médico incluido más arriba.
Novillada con complicaciones, pero de indudable interés.

