Luz Pintado / Directora del Centro de YogaDipawaly, Ciudad Real
Correr es uno de los ejercicios más sanos y naturales para los que está diseñado nuestro cuerpo. Sin embargo, las prácticas cada vez más exigentes pueden llevarnos a desgastes y lesiones que terminan haciéndose crónicos. El Yoga cada vez goza de mayor popularidad entre corredores amateurs y profesionales ya que aporta una serie de compensaciones muy beneficiosas.
Mejora la postura: El Yoga nos hace descubrir partes del cuerpo que no sabíamos ni que existían… es decir, nos ayuda a reforzar la propiocepción que es el sentido que informa al organismo de la posición y el estado de cada una de sus partes. Así se dota al corredor de la capacidad para recolocar o afinar su postura en la carrera (especialmente cadera y espalda).
Preserva la flexibilidad y evita lesiones: El trabajo continuo y repetitivo de la carrera puede “machacar” articulaciones y acortar músculos, tendones y ligamentos si no se hace un trabajo consciente de estiramiento. Pero cuidado: ¡estirar no es “estirazar”! La ciencia de las asanas de Yoga nos enseña cómo, cuándo y hasta dónde hay que estirar.
Aumenta la capacidad pulmonar: De nada sirve tener buenas piernas si no reciben una oxigenación adecuada que les aporte energía. Las técnicas de respiración yóguica o pranayama no solo aumentan la capacidad pulmonar, sino que trabajan el ritmo, la apnea, la acción del diafragma… en definitiva el control voluntario y activo de la respiración.
Refuerza la determinación: El trabajo en Yoga es una cuestión de voluntad en el día a día. Aunque solo sean 15 minutos de práctica, es precisa una sólida voluntad para trabajarlo todos los días. Solo así llegan los resultados y las recompensas. A través del aprendizaje de ejecución de las asanas el corredor puede extrapolar la conexión cuerpo-mente y la regulación de la intensidad del ejercicio a momentos críticos como los últimos kilómetros de una maratón donde el plano físico y la concentración trascienden a un estadio superior.