Luz Pintado / Directora del Centro de Yoga Dipawaly, Ciudad Real
La futura mamá que hasta el momento basaba su forma física en ejercicios intensos (carrera, pádel, prácticas aeróbicas de gimnasio…) puede encontrar en el yoga la herramienta ideal para mantener su salud y bienestar durante el periodo del embarazo.
Desde su formación, el feto requiere cuidados especiales a través de la calidad de vida de la madre y el yoga prenatal aporta a las futuras madres un tiempo precioso para vincularse con sus bebés, para obtener un equilibrio necesario en sus vidas y rodearse de un ambiente de paz, armonía y tranquilidad.
Beneficios del yoga prenatal
– El yoga para embarazadas ayuda a aliviar las molestias del embarazo, tales como cambios de humor, falta de aire, dolor de espalda y tobillos hinchados.
– Mejora el funcionamiento de los órganos internos, el sistema cardiovascular y respiratorio. Tonifica la musculatura y da resistencia.
– Brinda una gran ayuda en la preparación del momento del parto (preparación de musculatura y órganos internos, apertura de cadera, control de la respiración).
– Las técnicas de respiración o pranayama ayudan a controlar el dolor de las contracciones, a centrarse en el momento y a conservar la calma.
– Facilita enormemente la recuperación posparto
– Compartir la clase con otras mujeres en igual condición crea un lazo afectivo importante y aporta seguridad; se intercambia información y se contestan preguntas.
¿Cuándo puedo comenzar a practicar yoga prenatal?
Realmente, con una práctica guiada por un profesor experto, y siempre que no haya contraindicación médica, podemos hacer yoga desde el primer momento de la gestación, pero para mayor seguridad se suele recomendar comenzar a partir del tercer mes de gestación (12 – 14 semanas).
¿En qué consiste una clase?
En las clases de yoga prenatal trabajamos respetando nuestro cuerpo, nuestras limitaciones y nuestro estado emocional.
Se trata de un momento de pausa, de desconexión con lo que nos rodea, del estrés, del trabajo… un momento único para estar con nosotras mismas y con nuestro bebé.
– Realizamos ejercicio físico adaptado al estado de la madre (asanas o posturas de yoga, estiramientos, secuencias de fortalecimiento…).
– Trabajamos la respiración.
– Hacemos ejercicios para redescubrir y ejercitar el suelo pélvico.
– Hacemos ejercicios de relajación.
La práctica se desarrolla en un ambiente acogedor, tranquilo, íntimo y cálido, con una música suave seleccionada para transmitir armonía. Esa sensación, más la presencia de otras mujeres en el mismo estado, refuerza la experiencia de la clase de yoga.
En resumen, las clases de yoga prenatal ayudan a disfrutar de un embarazo con plenitud, con calma, con seguridad… y permiten una mejor y más rápida recuperación posparto.