El Ejército de Israel ha comenzado este sábado nuevas operaciones en las ciudades cisjordanas de Yenín y Hebrón después del doble atentado ocurrido este viernes en las inmediaciones del asentamiento de Gush Etzion, descrito por las autoridades israelíes como un intento de masacre que se ha saldado con tres heridos y dos atacantes palestinos muertos.
Fuentes locales palestinas han confirmado a la agencia oficial de noticias palestina Wafa varias detenciones en ambas localidades cisjordanas mientras que el llamado Batallón Yenín de las Brigadas Al Quds, el brazo armado de Yihad Islámica, ha anunciado “enfrentamientos contra el enemigo en varios ejes de combate”, según un comunicado recogido por el diario libanés ‘Al Nur’.
La Brigada de los Mártires de Al Aqsa, el escindido brazo armado del principal partido de la Autoridad Palestina, Al Fatá, ha asegurado además que varios militares israelíes han muerto durante una emboscada organizada en el barrio de Al Damj, en Yenín, pero el Ejército israelí todavía no se ha pronunciado sobre esta información.
Media Luna Roja, en este sentido, ha informado de que sus equipos tienen constancia de un número indeterminado de víctimas en Al Damj, pero no han podido acercarse a la zona porque los militares israelíes lo están impidiendo.
Israel sí que ha confirmado que su gran operación en el norte de Cisjordania ha convertido este sábado a Yenín en su objetivo principal tras las incursiones en Tulkarem y Far’a. Los militares han confirmado que han entrado en el campamento de refugiados de la ciudad, donde “han neutralizado decenas de artefactos explosivos”, según un comunicado del Ejército.
Por su parte, la dirección del Hospital Gubernamental de Yenín ha alertado de que la incursión israelí amenaza con deteriorar todavía más el suministro de agua potable al centro, imprescindible para los tratamientos de diálisis en los que está especializado.
Mientras tanto, el movimiento islamista Hamás ha aplaudido el doble atentado de este pasado viernes en Gush Etzion como un nuevo ejercicio de “resistencia” frente a Israel a pesar de que el Ejército israelí ha descrito lo ocurrido como un “fracaso operativo de los terroristas”.
Un coche bomba que conducía uno de los atacantes se incendió en una gasolinera y el agresor palestino salió del vehículo antes de que explotara para, inmediatamente después, abrir fuego contra un grupo de militares cercano, que le mataron a tiros. Las primeras investigaciones apuntan que tres israelíes resultaron heridos por “fuego amigo”.
Un segundo atacante, también al volante de un coche bomba, se dio a la fuga y se dirigió en su lugar al cercano asentamiento de Karmei Tzur, donde intentó irrumpir con su vehículo, pero finalmente murió por los disparos y la embestida de otro coche de las fuerzas de seguridad del lugar.
Para Hamás, este ataque “tiene un significado simbólico por haber ocurrido en Hebrón, en el sur de Cisjordania; y por el momento en que se produjo, uno en el que estamos presenciando la escalada de la agresión de la ocupación contra las gobernaciones del norte de Cisjordania, así como sus masacres y genocidio en la Franja de Gaza”.
Todo ello tiene lugar durante el cuarto día de las operaciones a gran escala iniciadas por el Ejército de Israel en varias gobernaciones del norte de Cisjordania, que por el momento se han saldado con la vida de más de una veintena de palestinos, y que Israel defiende como una gran ofensiva para detener las redes de suministros de explosivos destinados a su uso en atentados contra ciudades del país.
CIERRE TEMPORAL DEL GRAN LUGAR SAGRADO DE HEBRÓN
Tras el intento de atentado, las autoridades israelíes anunciaron el cierre temporal del gran lugar sagrado de Hebrón, el que los israelíes denominan la Tumba de los Patriarcas y para los musulmanes se trata de la mezquita de Ibrahimi.
“Tras el ataque, los controles de seguridad en la Tumba de los Patriarcas para la entrada de fieles palestinos e israelíes se hicieron más estrictos, y la zona estuvo cerrada durante un breve periodo por razones de seguridad”, ha explicado el Ejército israelí en un comunicado.
El santuario es uno de los lugares más sagrados del judaísmo, venerado por albergar las tumbas de los patriarcas bíblicos Abraham, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob y Lea. También es venerado por los musulmanes y partes del recinto se utilizan como mezquita.
El lugar fue escenario en 1994 de la masacre cometida por el terrorista israelí-estadounidense Baruch Goldstein, que mató a tiros a 29 palestinos y dejó heridos a casi 170 al abrir fuego indiscriminado contra los fieles de la mezquita. Goldstein terminó desarmado por los supervientes y acabó muerto por la paliza que le propinaron para poner fin a la masacre.