Donald Trump está a punto de regresar a la Casa Blanca cuatro años después de su derrota contra Joe Biden después de una madrugada electoral muy dura para el Partido Demócrata y que el candidato republicano y expresidente del país ha terminado con proyecciones de victoria en la mayoría de los estados clave que necesitaba para conseguir el triunfo final.
Trump habría conseguido la victoria en cinco de los siete “estados-bisagra” imprescindibles tanto para el candidato republicano como a su rival y vicepresidenta del país, Kamala Harris. El expresidente ha ganado en Carolina del Norte y Georgia, según las proyecciones, y encabeza la intención de voto en las encuestas en Pensilvania, Arizona, Wisconsin y Michigan. “Juego, set y partido”, manifestó en su cuenta de la red social X el dueño de la misma y gran propulsor de la campaña de Trump, el magnate sudafricano Elon Musk.
Harris, por contra, solo ha podido ganar en el estado de Virginia, un resultado decepcionante, habida cuenta del tiempo invertido durante la campaña en estos “territorios bisagra”.
Las penurias del Partido Demócrata no han terminado aquí. Todo parece indicar que los republicanos habrían recuperado el control del Senado, la cámara alta del Congreso de Estados Unidos, y preservarán su mayoría en la cámara baja, la Cámara de Representantes.
El triunfo en el Senado obedece a tres victorias clave: la del gobernador por Virginia Occidental Jim Justice en la carrera a la vacante dejada por el senador independiente Joe Manchin; la del candidato republicano por el estado de Ohio al Senado de Estados Unidos, Bernie Moreno, quien ha derrotado al hasta ahora ocupante demócrata del asiento, Sherrod Brown, y finalmente la de la senadora Deb Fischer, que ha derrotado en Nebraska al independiente Dan Osborn.
Los resultados provisionales conceden así a los republicanos 51 escaños del Senado, la mitad más uno, y hace innecesaria la hipotética posibilidad de que que un vicepresidente republicano — en este caso J.D. Vance, si se confirma el triunfo de Trump — pudiera romper cualquier empate a su favor. “Una mayoría republicana en el Senado”, ha aplaudido la bancada republicana en la cuenta oficial en la red social X de la formación, “dispuesta a luchar por vosotros”.
Los republicanos ya han avanzado que tienen la intención de socavar la ley climática del presidente saliente del país, Joe Biden, derogar las regulaciones sobre la producción de energía, fortalecer la frontera de Estados Unidos con México y extender las exenciones fiscales de Trump de 2017.
Sin embargo, el partido está profundamente dividido sobre el presupuesto y las cuestiones de política exterior, incluida la financiación para Ucrania. Esas divisiones, y la regla de obstrucción del Senado que requiere 60 votos para avanzar en la mayoría de las leyes, requerirán trabajar con los demócratas minoritarios.
HARRIS NO SE RINDE
La campaña de Harris todavía se resiste a perder. Fuentes próximas a la candidata indican al diario ‘The Washington Post’ que todavía se aferran a la participación urbana de los estados del llamado Muro Azul, como Michigan, Pensilvania y Wisconsin, 44 votos electorales que podrían dar un vuelco de última hora a los comicios.
Las fuentes de campaña apuntan, en este sentido, que todavía quedan muchos votos por contar en Filadelfia, Detroit o Milwaukee, ciudades que no publicarán resultados finales hasta dentro de unas horas.
El codirector de la campaña de Harris, Cedric Richmond, ha informado de que la candidata demócrata no se dirigirá a sus simpatizantes esta noche, si bien se espera que hable mañana, puesto que considera que “todavía” quedan votos por contar. “Todavía tenemos estados que aún no han sido declarados ganadores”, ha remarcado.
Asimismo, Richmond ha dicho que seguirán luchando “para asegurarse de que se cuente cada voto” y de que “cada voz haya hablado”, según declaraciones recogidas por la cadena de televisión estadounidense CNN.