La Real Academia Española ha celebrado el acto “Los Machado, en la Academia” en el que ha tenido lugar la lectura del discurso escrito en 1931 por Antonio Machado para su ingreso en la RAE, con el título »Qué es la poesía’, que nunca llegó a leer, y que ayer hizo el actor José Sacristán. La contestación corrió a cargo del dramaturgo y académico Juan Mayorga, con un texto en el que aludió a Azorín, encargado de contestar al discurso de Machado.
Joan Manuel Serrat, a quien se debe que millones de personas puedan recitar sus poemas de memoria, cerró el acto con un recital con los poemas más populares del autor sevillano. La exposición ‘Los Machado. Retrato de Familia’ podrá visitarse en la Real Academia Española hasta el 29 de junio.

Antonio Machado fue elegido académico en 1927. Su hermano Manuel se incorporó en la RAE 11 años después.
El director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, subrayó sobre ambos: “Los dos fueron inequívocamente republicanos. Pero la guerra los separó. Manuel estaba con su mujer en Burgos cuando estalló el alzamiento de 1936 y no pudo regresar a Madrid. Aquellos días hizo unas declaraciones públicas contra los fascistas que determinaron que lo castigaran con su rechazo del republicanismo. Fueron tres días de terror que cambiaron su existencia. Que lo transformaron en un escritor aparentemente silenciado.”
En cuanto a Antonio Machado añadió: “Antonio no recibió nunca honores académicos. Pero el pueblo lo revivió, el referente de Machado, admirándolo como un mismo motor, el filósofo y maestro de todas las generaciones que habían alcanzado sus poemas y después la libertad”. Creo difícil discutir que Antonio Machado es el poeta más celebrado en los últimos 70 años, también el más querido”.

José Sacristán, con voz profunda y expresiva inició el discurso de Antonio Machado, que con su proverbial modestia aseguraba:
“No creo poseer las voces específicas del académico. No soy humanista ni filósofo ni erudito, más aún, un muy flojo latinista, porque me lo hizo aborrecer un mal maestro. He estudiado griego con amor, con ansia de leer Platón, tardíamente y tal vez por ello con escaso aprovechamiento”.
“Quiero deciros más: soy poco sensible a los peligros de la forma, a la pulcritud y pureza del lenguaje (…) Lo bien dicho me seduce solo cuando dice algo interesante y la palabra escrita me fatiga cuando no me recuerda la espontaneidad de la palabra hablada. Amo a la naturaleza y al arte solo cuando me la representa o evoca”.
Durante su discurso, Machado lamentaba al privilegio de la cultura para unos pocos:
(…) “Tampoco la aspiración de las masas sociales a que disfruten de los bienes del espíritu ha de ser necesariamente, como muchos ponen, una ola de barbarie que anegue la cultura y la ruina. No está probado que el principio de selección reine en lo espiritual como en el mundo de la materia, y que una difusión de la cultura suponga una inevitable degradación de la misma. Difundir la cultura no es repartir un caudal limitado entre los muchos para que nadie lo goce por entero, sino despertar las almas dormidas y acrecentar el número de los capaces de espiritualidad. Por lo demás, la defensa de la cultura como privilegio de clase implica una defensa inconsciente de lo ruinoso y muerto, y más que de valores actuales, defensa de vestigios sagrados”.

En cuanto a los grandes periodos históricos, el autor sevillano señalaba:
“Por lo demás, los periodos revolucionarios como el nuestro son, contra lo que generalmente se afirma, los más insignificantes y los más equívocos de la historia, porque en ellos lo interesante ha pasado ya o no ha llegado todavía. Desde la toma de la Bastilla hasta los últimos días del terror, nada aconteció en Francia que pueda compararse en importancia y trascendencia a una página de Rousseau. (…) Digo todo esto para mostrar mi escasa inclinación a las consecuencias inmediatas de ciertas crisis catastróficas, guerras europeas, conmociones sociales y políticas que no son anímicos, sino fenómenos de superficie”.
Azorin y Mayorga
En su discurso, el académico y dramaturgo Juan Mayorga, en simbólica contestación a las palabras de Machado, se refería también a Azorín, quien iba a ser el que hiciera la réplica a sus palabras de ingreso en la Academia. “En Campos de Castilla encontramos también generosos elogios de Machado a algunos escritores de su tiempo, uno de ellos se titula al maestro Azorín por su libro Castilla”. “En Campos de Castilla se halla todo el espíritu de Machado”, expresó Mayorga.
Al acto, celebrado en salón de actos de la RAE, asistieron más de quinientas personas, entre las que se encontraban destacadas personalidades institucionales, como la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol; los duques de Soria; Gregorio Marañón; el ex ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo. También el periodista Álex Grijelmo, el actor Miguel Rellán; Cándido Méndez, de UGT, y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex presidente de la Junta de Extremadura. Entre los académicos, Juan Luis Cebrián y Luis María Ansón, Carme Riera, o Víctor García de la Concha, entre otros muchos.

Exposición: doble rescate de los hermanos Machado
Por su parte, Alfonso Guerra, comisario de la exposición sobre los hermanos Machado, y exvicepresidente del Gobierno, quiso subrayar:
“Lo importante de la exposición es señalar que quienes guarden una brizna de alma poética, respirarán aquí la emoción del verso, quedarán atrapados en la cadena de ese ritmo, de ese mundo sonoro, de esas palabras que arrancan con fuerza…”
Guerra quiso aclarar que “es la exposición de dos grandes poetas, no de un gran poeta y un poeta menor”.
“La muestra es un viaje por los poetas, aunque fraternos y tan diferentes. El uno profundizando en la trascendencia, el otro practicando la ligereza de la gracia”, definió Guerra.
“A partir de sus experiencias, Antonio y Manuel Machado nos hablan del mundo, Y nos dicen, a través de su obra, con la misma ilusión, esa realidad que nos indica el camino de la belleza del espíritu. Se desmonta con sus propios poemas, con sus textos, el mito del enfrentamiento entre los dos hermanos como representantes de los dos bandos en los que se dividía España durante la contienda bélica”, añadió.
El objetivo de la exposición es un doble rescate, según Guerra: “El rescate de Manuel del ostracismo al que había sido condenado por razones extralingüísticas, y el rescate, aún más dramático, de Antonio, con la muchedumbre desamparada buscando refugio en otro país”.