Alrededor de 1,7 millones de estudiantes universitarios empiezan sus clases estos días en España y un porcentaje lo hará fuera de su comunidad autónoma de origen. Para que este desplazamiento no se convierta en un “costo de oportunidad”, el vicepresidente del Consejo de la Juventud de España (CJE), Juan Antonio Báez, ha pedido en declaraciones a Europa Press “políticas estructurales” al Gobierno para solucionar el problema.
El presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), Antonio Amante Sánchez, y se ha manifestado en la misma línea y ha apuntado a medidas adicionales como el aumento del presupuesto en materia de becas.
Por su parte, fuentes de la Conferencia de Rectores y Rectoras de Universidades Españolas (CRUE) han pedido en declaraciones a Europa Press apoyo para poder construir residencias universitarias, aunque han destacado que “toda medida que se pueda adoptar para facilitar este alojamiento estudiantil va a ser aplaudida” por la organización.
En este aspecto, la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, declaró en agosto que está trabajando con el Ministerio de Universidades, que dirige Diana Morant, para poder colaborar con las universidades públicas y “dotarlas de recursos para que puedan disponer en suelos dotacionales de recursos de alojamientos”.
CJE: Las Universidades no están para fomentar la vivienda
Báez ha recalcado que para muchas personas jóvenes en la actualidad estudiar se convierte en un costo de oportunidad. “Si estudio, tengo que trabajar, o me tengo que sobreendeudar, o tengo que sobreendeudar a mi familiar (…) porque la realidad es que en ningún caso, de ninguna manera, una persona joven puede destinar menos del 30% de su salario, o de lo que consiga, como para poder hacerlo”, ha lamentado.
Preguntado por las declaraciones de agosto de la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Báez ha recalcado que son “titulares” que están “muy bien”, pero que siguen “siendo todas políticas coyunturales y no estructurales”. En su opinión, el Estado tendría que hacer frente al problema de la vivienda “de manera urgente”. “Las universidades (…) no están para propiciar o para fomentar la vivienda, sino que están para fomentar la educación y propiciar la educación”, ha concluido.
CANAE: Topar los precios del alquiler e incrementar las becas
Por su parte, Amante Sánchez ha explicado que la organización se sitúa “en la misma línea que lo hace el Consejo de la Juventud de España, y es básicamente que la ley de vivienda (…) tiene que aplicarse”, específicamente los límites a los precios del alquiler en zonas tensionadas. También ha apuntado a otra serie de medidas adicionales como el aumento del presupuesto en materia de becas, en especial, las cuantías por residencia.
En este sentido, relata que él mismo, que viene de Murcia y estudia en Valencia, vive en el mismo piso desde que empezó la carrera porque en el contrato tiene estipulado que el alquiler no va a subir hasta dentro de dos años, dándole cinco para completar sus estudios. ç
Sin embargo, lamenta que en tres años “ha cambiado la situación muchísimo” y asegura conocer casos de compañeros que han tenido que ir cambiando de piso cada año porque cada vez se les hacía más imposible mantenerse en la misma vivienda y con los mismos compañeros de piso. Ana María, también universitaria, ha añadido que está ayudando a su hermana a trasladarse para estudiar de Castilla-La Mancha a la Comunidad Valenciana, y que ella misma va a pagar más dinero por una habitación de lo que paga en el piso en el que convive con su pareja.
En opinión de los rectores, las universidades deberían contar con algún tipo de apoyo para poder construir residencias universitarias, sobre todo cuando “el sistema universitario se construye sobre la idea de una importante movilidad de estudiantes, tanto a escala nacional como internacional”.
En este sentido, reclaman hablar de los alojamientos estudiantiles “con una visión social”, es decir, estableciendo una política de precios que se adecúe a una diversidad importante de niveles económicos. Así, consideran que no se puede pensar en un modelo de residencias universitarias elitistas, sino en edificios que reúnan todas las condiciones para el desarrollo de la vida estudiantil cuyo coste, al mismo tiempo, sea asumible por personas con renta escasa.
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