Ésta esta siendo una semana de silencio para Pedro Sánchez, de mirar para otro lado como aquel que mira tras la ventana a que pase el chaparrón para salir a la calle, algo a lo que parece afiliado con mucha más asiduidad de la que seguramente le gustaría en los últimos tiempos donde no se le recuerda semana tranquila.
Pero él sonríe, con la misma fuerza del galán caricaturesco que lo ha acompañado durante toda su vida política, sabiendo que la futura historia acabará haciendo de él un personaje político que sobrevivió a todas las tempestades, a Susana Díaz, a los barones territoriales y a todos cuantos se pusieron de frente para retarlo cuando las batallas parecían perdidas.
Sánchez se ha abonado al tránsito por la cuerda floja sin redes de protección y esta legislatura está siendo aquello que en el circo siempre se catalogó como ‘el más difícil todavía‘, con el asunto catalán como eje transversal para todos los pactos que hagan seguir adelante estos tres años más de un Gobierno perforado, inestable y que me temo, dejará agujereado el sistema autonómico que tanto tiempo ha costado cohesionar y que sólo pone de acuerdo a Sánchez con quienes salen ganando en todos ellos, los catalanes.
El acuerdo del PSC con ERC para investir a Illa como ‘president’ es la penúltima venta del alma al diablo que además coincidirá con el desembarco de Puigdemont en el Parlament, después de siete años, al que se recibirá este jueves con ínfulas del héroe que vuelve para salvar la patria inventada. Veremos si se produce la detención y cómo se produce. Veremos la victimización del héroe y los pasos que se darán para dejarlo libre para que vuelva a ponerse al frente del independentismo, siendo el mártir que busca acólitos a los que alimentar y de paso, un insulto contra el sistema de Justicia español. Ni Constitución, ni leyes, ni nada; aquí, lo que ordene Pedro ‘El Perseguido’.
De fondo, e igual de grave, está la amnistía fiscal que quiere perpetrar Sánchez con los catalanes con la que se va a reventar la igualdad autonómica y que ha crispado incluso a los más fieles de los suyos. Al menos, se ha escenificado ese cabreo liderado como siempre por García Page que hace unos días decía que el acuerdo catalán “rebasa todos los límites” y que “es ejemplo de egoísmo y desprecio al resto de España”; un desprecio que viene de los suyos, a los que jamás ha contradicho más allá de las cámaras de televisión, incapaz de romper luego la disciplina de partido.
Y es que ya ha pasado otras veces. Escenificación de desacuerdo, salidas de tono para acaparar unos cuantos titulares en los medios y luego, disciplina de partido y donde dije digo, digo Diego. Es el gran reto que deben asumir los socialistas en el Congreso, ser capaces de votar en contra de la propuesta de Sánchez en beneficio de todos los españoles, porque la desvergüenza ya supera todo límite. Indultos, cesión de Rodalies, reforma penal a su antojo…A corto plazo, pueden conseguir el asiento; a medio y largo plazo, debe ser la razón para que se les caiga la cara de vergüenza.
En esta carta infinita a los Reyes Magos escrita por los catalanes más republicanos, sólo quedaría una petición más, hacer que el Gobierno sea la ‘palanca‘ que necesita el Barça para poder fichar este verano a Nico Williams.
¿Condonará el Gobierno la deuda del Club?, ¿moverá sus hilos para que Laporta consiga entrar en la regla del 1:1?, ¿llevará el nuevo estadio el apellido Sánchez?
Suena a cachondeo, pero viendo la bajada de pantalones indiscriminada y la disposición de ceder en todo cuanto le pidan, cueste lo que cueste, no sería lo más descabellado del listado de un presidente del Gobierno cada vez más solo y perseguido.