Hay una isla al sur de Chile llamada Juan Fernández, cuyo nombre es el de su descubridor, y en la cual Daniel Defoe se inspiró para escribir la historia de un suizo que naufragó en dicha isla. Lo llamó “Robinson Crusoe”. Pero volviendo al tema, Juan Fernández fue un piloto español del Cinquecento, y su navío viajaba regularmente desde Lima hasta Puerto Mont. El trayecto de ida y vuelta se solía hacer en algunos meses, pero él consiguió realizarlo en pocas semanas, lo cual llamó la atención a la Inquisición, pues sospechaba que se trataba de “pilotaje maquiavélico” y quisieron condenarle a la hoguera. Por suerte, el piloto pudo demostrar que alejándose de la costa podía alcanzar un viento más fuerte que lo transportara hacia el sur, y a la vuelta, tomaría la Corriente de Humboldt (en esos tiempos no se llamaba así).
Hoy día, los pilotos de jet aprovechan las “corrientes de chorro” entre las masas atmosféricas del Ártico y las zonas templadas, que los propulsa a velocidades superiores al sonido, convirtiendo desplazamientos de unas horas a unos minutos.
Por otra parte, el verano pasado, en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, tristemente un joven fue atrapado por el vórtex de una corriente de agua y su cuerpo fue encontrado en la laguna vecina, ya que esta cadena de lagunas están interconectadas subterráneamente.
Los vientos y las corrientes, tanto de aire como de agua, son ocasionados para restablecer el estado de mínima energía, o como los físicos experimentales llaman, entropía (caos, desorden). Esto es cuando chocan masas de aire o agua de distinta densidad o temperatura, intentando componer el equilibrio al estado que suponga menos presión o fuerza, con una densidad o temperatura intermedia entre las dos masas fluidas.
En el Universo, el espacio exterior no resulta estar realmente vacío. Aunque no aparezcan moléculas de aire o de agua, sí que existen una maraña de gravitones, fotones de un lado para otro, protones o cationes de hidrógeno llamados rayos ultravioleta, y otras innumerables cantidades de partículas subatómicas. Esto es todavía una hipótesis, ni siquiera llega al rango de teoría y ni mucho menos ley, pero los físicos teóricos comienzan a especular sobre posibles corrientes o túneles llamados “Agujeros de Gusano”, que podrían trasladar materia de un confín del Universo a otro, realizando un viaje de miles de años luz en sólo unos cuantos años luz. La ciencia ficción habla de un desdoblamiento o deformación del espacio, o que atraviesan agujeros negros para aparecer en otra dimensión u otro universo paralelo, pero estos oscuros objetos se tratan del final o muerte de una superestrella gigante (Supernova, aunque el nombre confunde), que al agotarse una parte importante de su hidrógeno y convertirse en residuo de helio en sus reacciones nucleares, que, después de convertirse en una Gigante Roja, en vez de convertirse en una Enana Blanca o una Estrella de Neutrones (Púlsar), se convierte en una supersingularidad, de una masa o peso equivalente a la de miles de soles, pero supongamos, dentro de una cabeza de alfiler.
En conclusión, y volviendo al tema de los Agujeros de Gusano, podemos deducir que, a veces, la distancia más corta no sea la línea recta, espacialmente sí, pero temporalmente no. Es decir, si tú quieres ir de Ballesteros de Calatrava a San Carlos del Valle, harás menos kilómetros si atraviesas el Monumento Natural del Macizo Volcánico de Calatrava y luego la Sierra de Calatrava con un burro o bicicleta y cantimplora, y tendrás un bonito paisaje, pero si no dispones de mucho tiempo, mejor toma la carretera comarcal para llegar a la carretera de Puertollano o la de Calzada, y convertirás las horas en pocos minutos. Harás más kilómetros, pero el fluido de corriente es más rápida, sin deformarse el espacio.
No quiero terminar este artículo sin mencionar el artículo anterior, “Los Otros”, en el cual mencioné que nuestro sabio entomólogo José María de la Fuente era nativo de Alcolea, así que me disculpen los pozueleños, ya que es hijo predilecto de Pozuelo de Calatrava.
*Investigador en Formación