Me dan la triste noticia de que ha muerto Francisco Sánchez Menor, una de las personas más conocidas y apreciadas de Puertollano por su comportamiento ciudadano, sencillez, dedicación al deporte y a su fomento, participación en todas las grandes obras sociales y solidarias, ejemplaridad personal, familiar…todo lo que se diga de él sería incompleto.
Ha formado parte de una generación de deportistas y gestores del deporte que desde los años 70 han transformado por completo el panorama deportivo de Puertollano: José Cañizares, Manolo Serrano, Paqui Moreno, Mª Luisa Cabañero y una lista interminable de grandes hombres y mujeres, grandes personas, grandes profesionales y grandes deportistas, a los cuales debemos el alto nivel de la ética personal, profesional y deportiva, en nuestra ciudad.
Conocí a Sánchez Menor en Almadenejos durante mi infancia y juventud. Tenía que ser hiperactivo a la fuerza porque venía de una madre que tuvo que luchar duramente para sacarlos adelante. Subía la Srª Ciriaca, que así se llamaba, la cuesta de su domicilio y atravesaba la plaza de Almadenejos al paso de una carrera de relevos, siempre iba agitada con su figura menuda y dinámica, se paraba con mi madre, que le decía: «siempre vas a carreras, Ciriaca, serénate un poco.»» ¿Cómo voy a serenarme si nunca llego adónde quiero?», la respondía. Adonde quería llegar era a sacar a sus hijos adelante.
Paco, corría y corría por Almadenejos a todas horas, dentro y fuera de las murallas. Por la carretera de Gargantiel, por la de Fontanosas, bajaba a la estación corriendo y subía cientos de veces. Su vida era correr y correr, con alpargatas, con botas roídas, con lo que fuera, pero corría.
Un día el que fue alcalde y maestro de Almadenejos, D. Fernando, nos dio el primer balón de cuero, tenía yo catorce años, y nos dejó que hiciéramos un campo de fútbol entre la vía y la muralla que da al norte, cerca del actual cementerio. Con palos de derrumbe hicimos las porterías y con carretillas prestadas allanamos un poco el terrreno. Paco nos entrenó hasta que se trasladó a Puertollano a trabajar y poco a poco desapareció de nuestras vidas.
Luego, nos reencontramos en Puertollano siendo yo maestro y alcalde. Dimos su nombre al estadio de la ciudad como acto de gratitud por su larga trayectoria deportiva. Pocas personas con tanta popularidad, tantos hechos para fomentar el deporte en la ciudad, apreciados por todo el mundo, han sido tan humildes como él.
Seguro que ya estarás en el Olimpo de los dioses del deporte y la bondad, Francisco Sánchez Menor.
¡El pueblo de Puertollano y yo nunca te olvidaremos!