Jamás hubiera podido pensar yo que algo de tradición secular, cómo la sabiduría popular, cómo los refranes, -un claro ejemplo-, pudiera quedar desbancada, mejor dicho manipulada, porque para lo otro no tienen categoría, por personas, «personajillos», que demuestran con su forma de actuar que no en todos los casos las obras son amores y que, además, dejan claro que tampoco tienen buenas razones, o no quieren hacernos partícipes de ellas, aprovechando, eso sí, para intentar confundir a la ciudadanía, para tratar de convencerles del «error premeditado» que encierra su demagogia y su vana charlatanería…, sin darse cuenta, o no querer hacerlo, de que estamos a menos de un lustro del final del primer cuarto del siglo XXI y, en consecuencia, los vecinos de nuestra ciudad, gracias a los medios de comunicación, a las diversas redes sociales…, están, -estamos-, muy al día de la actualidad ciudadrealeña y, porque vivimos en ella, de la de la capital de nuestra provincia.
Aunque supongo que ya se habrán percatado de ello los supuestos lectores, quiero aclarar que cuando hablo de personas encantadas de jugar a ser «personajillos», me refiero a esos hombres y mujeres qué bajo distintas siglas, constituyen la amplia oposición de nuestro Equipo Municipal de Gobierno, los mismos, -así lo han manifestado en alguna ocasión-, que todavía no saben interpretar lo que dicen las urnas. A esos que se llaman políticos, -ellos y ellas-, sin saber, o no querer saberlo, que se define el término lingüístico «Política» cómo «la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas», o cómo «la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país». ellos, ellas, desde luego no lo son. Se deberían definir, y sería más correcto por su parte, cómo experimentados en lanzar «bombas de humo», carentes de contenido racional, que se quedan en eso…, en nada, y me da pena que alguien, porque en la pluralidad es posible que ocurra, pueda mal interpretarlo.
Porque tengo la saludable costumbre de seguir el desarrollo de los Plenos; porque no me acuesto ningún día sin mirar la prensa…, me sorprende que con aparente seguridad al hacerlo, critiquen, de forma sistemática, el trabajo por y para Ciudad Real que realiza el Equipo Municipal de Gobierno; que hablen de rehabilitar centros que en su día fueron hospitalarios y que están cerrados desde hace quince o veinte años, cuyo estado estructural, a día de hoy, no quiero ni imaginar; de comercializadoras de energía eléctrica; de creación de comisiones para luchar contra la crisis sanitaria y social originada por el Covid-19; de acoger el Centro Logístico del Ejército de Tierra… y yo, ciudadano de a pie, me pregunto si no se habrán parado a pensar varias cosas, como por ejemplo si son competencia, o no, algunas propuestas, del Ayuntamiento; lo que supondría, económicamente hablando y cómo desembolso por parte del Consistorio, el acometer alguna de estas «locas aventuras»…, en definitiva, supongo de carecen de capacidad para entender la inviabilidad de todas ellas.
Me da la sensación, seguro que compartida por muchos, de que no aman a Ciudad Real, sino la «poltrona» y, por eso sus obras no son amores y, ¿saben ustedes, potenciales lectores, por qué son rechazadas todas, o la inmensa mayoría de sus propuestas…? Porque tampoco tienen buenas razones. «Ladran, señal que cabalgamos»; me viene a la memoria la frase, erróneamente achacada al Quijote. Pura casualidad, lo prometo, pero me hace ver que ellos y ellas, las personas, los «personajillos» a qué antes me he referido, hablan, sí, pero no avanzan. ¿Saben por qué? Por carencia, -es una apreciación personal-, de credibilidad, cada vez más, por parte de la ciudadanía.