Lanza_logotipo_blanco
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
19 abril 2024
ACTUALIZADO 11:16
  • Ciudad Real
  • Resultados deportivos de Ciudad Real en directo
  • El Campo
  • Internacional
  • Nacional
  • Agenda
  • Anuncios Oficiales
    • Inauguración de la Feria de Abril en Ciudad Real / Elena Rosa
      Presentación de la programación de la cuadragésimo séptima edición del Festival / Clara Manzano
      Aparatoso incendio de un avión para desguace en el aeropuerto de Ciudad Real /Clara Manzano
      170 aniversario del Colegio Público Santo Tomas de Villanueva / J. Jurado
      Encuentro de centurias romanas /Clara Manzano
      Carolina Fernández Marín, dirigiéndose a los participantes desplazados a la finca 'El Llanillo'
      Gala de entrega de los 19 Premios Nacionales “Vinos Ojos del Guadiana”
      Los jugadores del Caserío celebran la victoria ante Puente Genil / Foto: Clara Manzano
  • Vídeos
      • Ajuste y entrega en la faena de Ortega al sexto
      • El poderío de Daniel Luque
      • Trincherilla de Morante al primero
      • Verónica de Juan Ortega
      Portada Fatigas maletilla.indd
      • Andrés Palacios a la verónica frente al primero JCS
      • La corrida de Martín Lorca estuvo bien presentada JCS
      • Aspecto de parte de los tendidos ayer en Tomelloso JCS
      • Palacios pasando al cuarto con la mano derecha JCS
      • Pase cambiado por la espalda de Molina al quinto JCS
      • Sergio Felipe estuvo dispuesto toda la tarde JCS
      • Derechazo de Sergio Felipe JCS
      • A la corrida le faltó fuerza y casta JCS
      • Perera entre los pitones del primero
      • Perera comenzó de hinojos la faena al cuarto
      • Vuelta al ruedo al cuarto de El Parralejo
      • Buen natural de Paco Ureña
      • Borja Jiménez doblándose de capote
      • Ceñimiento y garra en Borja Jiménez
      • Larga cambiada a porta gayola de Garrido al primero
      • José Garrido en un derechazo al primero
      • Así metió la cara el quinto, de nombre Tabarro, número 30
      • De Miranda salió trompicado al matar al quinto
      • Leo Valadez no destacó
      • Tarde maciza de Garrido ayer en Sevilla
      • David de Miranda a hombros
      • Buena verónica de Aníbal Ruiz al primero JCS
      • Verónica de Carlos Aranda al quinto JCS
      • Ceñido natural de Carlos Aranda JCS
      • Los tendidos de Carrión de Calatrava pidiendo trofeos ayer JCS
      • Natural de buen aire de Aníbal Ruiz al primero JCS
      • Natural de Juan Robles JCS
      • Remate de capote de Juan Robles en el tercero JCS
      • Satisfacción de Juan Robles al recibir el rabo del tercero JCS
      IMG-20240407-WA0014
      Presentación del I Encuentro Internacional de Capellanes y Sacerdotes. / Europa Press Photo
      Imagen de archivo de la venta de entradas para asistir al evento taurino del 28 de abril en Ciudad Real / Elena Rosa
      • Precios toros Ciudad Real 2018 2
      • Precios entradas Ciudad Real 28 abril 2024
      Cartel anunciador del festejo de reinauguración en Ciudad Real, obra de Álvaro Ramos
      • Así caía la lluvia diez munutos antes del inicio marcado en Sevilla
      • Castella brilló en una meritoria faena al segundo
      • Morante dejó varias verónicas de antología
      • Roca Rey cortóp una oreja al tercero
      • Inicio de faena de Francisco de Manuel
      • Las buenas maneras del portugués Manuel Dias Gomes
      • Román paseando la oreja conquistada
      • Verónica de Román
      Foto de grupo de los alumnos de la Escuela Taurina de Miguelturra junto a su director, Antonio Alegre
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Ciudad Real: Décadas plúmbeas

CONSTRUCCION HOSPITAL ALARCOS FOTO SALAS C.1963
Construcción del hospital de Alarcos, en 1963 / Esteban Salas /CECLM
José Rivero Serrano / CIUDAD REAL
Legado fotográfico el de Salas, que refleja el estado de la ciudad ‘realmente existente’ a la altura del medio siglo pasado como puede deducirse de distintos detalles y vicisitudes, ya que las imágenes no aparecen datadas con precisión, pero puedan ser ubicadas en ese imaginario temporal que llamamos pasado retratado, y ya perdido. Como si el ojo del fotógrafo –el Operator barthesiano– fuera un ojo del espacio perdido más que del tiempo desaparecido, una suerte de testigo –Spectator, también barthesiano– de la melancolía más que una suerte de fiscal acusador de la solvente dictadura del tiempo. Y que reflejan la enorme transformación urbana experimentada y sufrida entre 1956 –aparición de la primera Ley del Suelo, y por citar una fechas emblemas– y 1968 –aprobación del Plan Parcial del Casco dentro de Rondas–, con otros episodios intermedios

Sólo vivimos cuando recordamos.

Andrés Gómez Flores, Morirá Ferlosio y estaremos más solos.

Eres lo que recuerdas.

Norberto Bobbio.

Hay fotografías con memoria y fotografías que reinan en el olvido flagrante del polvo pasado. Geografía personal.

Grado Superior. José Rivero.

 

Mantiene Georges Pérec en su texto ‘El trabajo de la memoria’ que “todo el trabajo de escribir se hace siempre en relación con algo que ya no existe, que puede fijarse durante un instante en la escritura como una huella pero que ha desaparecido. No sé cómo interviene el presente”. Por analogía con la escritura, y muy particularmente, podríamos decir también que ‘todo el trabajo fotográfico se hace siempre en relación con algo que ya no existe’. En la medida en que siempre existen dos tiempos distintos: el del relato, la acción o el recuerdo, y el tiempo aplazado de la escritura en el primer caso. Y el tiempo de la imagen capturada y el pospuesto de la contemplación, en el segundo caso. Sobre todo, si lo que capturamos con la mirada procedente de un pasado igualmente desaparecido ya no está ni cuenta. Un desajuste o un decalaje, un sobresalto de apariencias. Que eso sería el denominado por Roland Barthes, como Punctum. Que no es sino “un agujero, un pinchazo, una pequeña mancha y también la casualidad” que viene a alterar al Studium. Páginas atrás de ese trabajo, Barthes planteaba la división de la Fotografía entre la Subjetividad y la Ciencia, esto es entre el Spectator y el Operator. Un debate que sigue abierto. Por ello, el citado Barthes, en su libro fundamental, La cámara lúcida, da cuenta del fenómeno inserto en esos pliegues al advertir: “Lo que la fotografía reproduce al infinito únicamente ha tenido lugar una sola vez: la Fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente”. Por ello, llega a afirmar solemne y preciso: “una foto es siempre invisible, no es a ella a quien vemos”. Y si no vemos a la fotografía, ¿qué es lo que vemos entonces?

DEMOLICION AUDIENCIA FOTO JRS
Demolición de la Audiencia Provincial / J.R.S

Viene todo ello a cuento, merced a la exposición – suerte de antología de las fotos, 42 piezas, del legado fotográfico de Esteban y Paloma Salas, depositado en el Centro de Estudios de Castilla-la Mancha y mostrada en el antiguo casino de Ciudad Real, respondiendo al nombre Ciudad Real recobrado, que ha merecido diversos comentarios confrontados, como el mismo mío de La Tribuna del 22 de marzo, Primavera recobrada, con relación a otras lecturas que se vienen practicando. Unas desde la rememoración sensible –fruto del sentimentalismo urbano y del patriotismo sentimental–, otras desde una cierta objetividad contable del saldo destructor –un proceso imparable de crecimiento cancerígeno y deforme e ineludible en la expansión de los años sesenta–. Por más que quede oculto –como pegado al fondo de las imágenes– la explicación de esa mutación o de ese extraño viaje, el ‘viaje del cambio’. Del cual ya pude anotar en 2002 y a propósito del Cronista local Julián Alonso: “Junto a esa divulgación del pasado y junto a esa divagación por el pasado –que comparte con Emilio  Bernabéu– hay en Alonso una extrema incapacidad –¿ o tal vez un extremo rechazo?– para entender el proceso de transformación en marcha.  Junto a esta incapacidad –confesada o no– late en Alonso otra dificultad y es la de su oposición a los valores formales de la arquitectura moderna a la que tacha de cubista y germánica. Alonso que es un conservador y un tradicional, se ve forzado a asumir el papel de un moderno, y, aún más, de un heterodoxo que critica y cuestiona. Son las oposiciones formales a la Delegación de Hacienda que vino a sustituir a la antigua Cárcel de la Hermandad; sus dudas sobre la idoneidad formal del Banco Español de Crédito, erigido sobre el enclave del Círculo de la Unión; su rechazo al Ayuntamiento de Tomelloso que coexiste con el casticismo de la Posada de los Portales.  Si Alonso duda de las transformaciones en marcha y desconfía del lenguaje en que se verifican dichas transformaciones, ¿qué le quedaba?, ¿La ciudad petrificada y el pasado como estampa? Le quedaba un raro olfato de mirón sentimental y el descubrimiento, tardío, del valor de la historia en la ciudad”. Lo iremos viendo.

DEMOLICION GARAGE FORD FOTO JRS
Demolición del Garaje Ford / J.R.S

Legado fotográfico el de Salas, que refleja el estado de la ciudad ‘realmente existente’ a la altura del medio siglo pasado como puede deducirse de distintos detalles y vicisitudes, ya que las imágenes no aparecen datadas con precisión, pero puedan ser ubicadas en ese imaginario temporal que llamamos pasado retratado, y ya perdido. Como si el ojo del fotógrafo –el Operator barthesiano– fuera un ojo del espacio perdido más que del tiempo desaparecido, una suerte de testigo –Spectator, también barthesiano– de la melancolía más que una suerte de fiscal acusador de la solvente dictadura del tiempo. Y que reflejan la enorme transformación urbana experimentada y sufrida entre 1956 –aparición de la primera Ley del Suelo, y por citar una fechas emblemas– y 1968 –aprobación del Plan Parcial del Casco dentro de Rondas–, con otros episodios intermedios.

55tg
Portada del folleto ‘Tres de años de gestion’, de 1958

Enorme transformación y enorme pérdida de patrimonio inmobiliario de desigual valor y significado, como ya he podido apuntar en otra ocasión. “La permanencia de la ciudad no podía estar dictada por la excelencia formal y por las cualidades estilísticas del repertorio edificado; debía de prevalecer, antes que nada, el valor histórico de los elementos”. Desaparición y destrucción del legado edificado cuyas causas se silencian y quedan flotando en el ejercicio de la rememoración; por más que ya en 1977, Fernando Chueca mostrara el dedo acusador del espanto inmobiliario: las razones de tales catástrofes patrimoniales las ubica Chueca en la “inexistencia de clases rectoras cultas”. Algo que, también corroborara Nino Velasco en su panfleto Ciudad Real mi amor, ya en 1979. “¿Y qué pasa hoy en Ciudad Real? Desde luego nada estimulante, pero algo pasa. Lo primero que salta a la vista para cualquier paseante imparcial que recorra la ciudad es su sorprendente fealdad”. Boceto y panfleto que subtitulaba Velasco como Boceto para una memoria sobre el estado cultural de Ciudad Real. Que incluso yo mismo anoté en la serie urbana de la revista Añil, Perfiles de una ciudad, en 1995, con el texto Rien ne va plus. “Pretender comparar a Viena con Ciudad Real, ¿es una boutade ?, o es que al fin y a la postre todo da igual: ciudades grandes, ciudades pequeñas, ciudades admirables, ciudades terribles. Es posible, pese a todo, aceptar que Viena y Ciudad Real sean dos fatalidades: esto es dos desdichas, dos desgracias y dos infelicidades. Pero la similitud termina aquí; la experiencia de un niño vienés asumirá otros postulados visuales y arquitectónicos: Leo von Klinze, Loos, la Sezession de Wagner y Hoffmann, la Karl Marx Höffe, Gustav Klimt. Un niño, parecido fatalmente al vienés, crecerá en Ciudad Real hacia el desamparo de la adolescencia bajo un escenario visual bien distinto: las moles de edificaciones religiosas como únicos vestigios construidos del pasado, la negación de una edilicia civil moderna, las viviendas de la Obra Sindical del Hogar, el casticismo moruno del cuartel de la Guardia Civil, los cinco cuerpos –como cinco flechas de mi haz– del edificio que fue sede de la CNS, los aires nórdicos del Consistorio de Higueras y la modernidad acongojantemente imposible de decoradores neocatalanes y de emperadores del ladrillo. El adolescente crecido, acabará aceptando fatalmente que el medio en el que habita es así porque así ha sido y así se ha querido. Y se entregará, ya adulto a una condescendiente melancolía patriótica”.

CALLE CALATRAVA NOCHE BIM DICIEMBRE 1965 FOTO MOYA MANUEL
Calle Calatrava, en 1965 / Manuel Moya

Pese a esos antecedentes citados, no es, por cierto, la primera vez que se otorga ese vacío explicativo a las imágenes destiladas de la ciudad: la destilación como proceso de decantación física y de transformación moral y espiritual. También la destilación como el paso de lo solido a lo líquido y, luego, a lo gaseoso. Como ya ocurriera en 1994 con la pieza de Manuel Romero Fernández, llamada cabalmente Ciudad Real. Imágenes del ayer, que corrobora el subtítulo El pasado fotográfico de Ciudad Real. Algo parecido verifica Jorge Sánchez Lillo, en su exposición y catálogo de 2008, Ciudad Real. Imágenes del pasado. Donde puede leerse, el texto prologal de la alcaldesa del momento, Rosa Romero: “Los edificios antiguos de una ciudad son los espejos del alma de sus vecinos y el reflejo de su historia”. Por lo que podría añadirse, que cuando desaparecen los edificios históricos, se muere el alma de sus vecinos y decae su historia. Imágenes agavilladas –en ambos trabajos– de fotógrafos en ejercicio que retrataron –como si de un cadáver se tratara, embalsamado o sin embalsamar– a la ciudad y sus galas efímeras y fastos pasajeros. Hombres como Eduardo Matos, Julián Alonso, Herrera Piña, Luis Morales o Vicente Rubio –algunos con publicaciones conocidas–, ya habían anticipado los ejercicios de captura de Esteban Salas, que hoy podemos observar en ese proceso tanatológico, como bien señalaba con rigor Roland Barthes. Relación que podría ampliarse con otras miradas exteriores, desde Kindel, a Nicolas Müller y Josip Ciganovic: todos ellos anduvieron enfrascados en ese testimonios de las imágenes y las muertes.

Hay un texto seminal de la Ciudad Real cultural, extensivo a la provincia en mayor o menor medida, de esos años, como es el análisis de Rafael G. Galiana, La década aurea: 1950-1960 (Lanza, 30 de junio de 1960). Donde el escritor da cuenta de la enormidad de la altura de la pintura provincial –sobre todo de la pintura, tras la muestra de 1957, Pintores manchegos, en Madrid; por más que también descuelgue algún dato sobre los poetas y escritores de ese momento descollante, aunque nada, absolutamente nada de los arquitectos–. De esos años de presión inmobiliaria rampante sólo hay un texto menor de tono crítico, de la Baronesa de Sansaldo en el BIM de agosto de 1964, Ciudad Real. Aquí don Quijote. “Deberían tener los jóvenes arquitectos modernos, para sus creaciones, esto muy en cuenta; que una casa nunca se debe edificar pensando en solo, sino como una parte del todo”. De esa comparativa entre la gloria dorada de algunas artes y el plomo terrestre de alguna o de mucha edificación, pude escribir en El extraño viaje: o ensayo metalúrgico sobre un esbozo bibliográfico (Añil nº 14, primavera 1989) algunas cuestiones: “¿Qué ocurría, mientras tanto, con la arquitectura y qué papel jugaba en la organización de la cultura? Frente al muermo general de la disciplina o a la banalidad generalizada de la producción edificatoria, se organizaban prolongadamente todo tipo de actos pictóricos y expositivos; proliferaban las aproximaciones a la pintura e, incluso, se ganaban premios y concursos. Agotados los cometidos de supervivencia exigidos por la reconstrucción física y material de posguerra que dictaban actuaciones edificatorias antes que otra cosa y bloqueados los empeños neoimperiales, el ámbito de desarrollo de la disciplina quedaba acotado inferiormente por la producción masiva de ciudad y superiormente por la cosmética de la edilicia propagandística. Si existe un perfil de la pintura regional en los cincuenta y los sesenta, no puede decirse lo mismo de la arquitectura. La llamada pomposamente y tal vez excesivamente, por Rafael Galiana, Década áurea (Lanza, 30 de junio 1960) para la pintura, merece ser llamada Década Plúmbea o Décadas Plúmbeas para la arquitectura”.

Inauguracion exposicion Esteban Salas Clara Manzano 11
Inauguración exposición Esteban Salas_ Clara Manzano–11

Y ese es el matiz del silencio y el color del discurso: el plomo. Un plomo, metal pesado, que igual sirve para elaborar algunos féretros de nobles y notables del pasado, como para elaborar tuberías dúctiles, cubiertas afiligranadas, filamentos antiguos y carga balística de la vieja de fusilería. Y desde aquí descubrir la posibilidad de la rectitud –cuando se aploma algo y se pone en su sitio– o para revertirse en plomizo y hundido. Entre la rectitud y el hundimiento. Como planteaba anticipadamente, Emilio Bernabéu en su texto Un rey en Ciudad RealLanza, 7 enero de 1954– que cual Lazarillo, acompaña al Rey fundador en vísperas del séptimo centenario, por la ciudad que el sabio Rey fundó, pero que no reconoce ni en sus partes ni en el todo. Fruto de los cambios que delata el folleto de 1955 ‘Un trienio de gestión municipal’ y que muestra la faz inicial de los cambios en curso; cambios como llorara Julián Alonso en su texto ‘¿Qué queda ya?’, de Lanza del 18 de enero de 1962. Dando cuenta del real hundimiento del Torreón del Alcázar. Cambios vertiginosos como loara Cecilio López Pastor, en su pieza hagiográfica de los XXV años de Paz, en el Boletín de Información Municipal de agosto de 1964, ‘Asombrosa transformación de Ciudad Real en el aspecto urbano’; o como hiciera en el mismo medio y fecha, Antonio Ballester –cronista municipal y Alcalde de Ciudad Real, en ejercicio– ‘Cambios en Ciudad Real’; quien formula el ritmo del cambio: “Habrá quien añore con sus razones la vida pasada, habrá quien censure, también con las suyas la vida actual. Lo que no puede sostenerse es el criterio del inmovilismo de nuestra ciudad. En el centro y en las calles de acceso, el ruido del tráfico de motor es constante. Por la noche no cantan los serenos, pero nos despiertan las masas que salen de los cines”. De todo ello, también Dulce Ramírez Morales, bebía del elixir de las aguas salvíficas del cambio de plomo, en ese BIM de 1964, con su pieza lustrosa Ciudad Real en los XXV años de paz. Redondeando Ballester la escritura, un año más tarde en el BIM de diciembre, con la pieza ‘Nuestra vieja y nueva ciudad’ y el sangrado que llamaba la atención: ‘Una zona del viejo Ciudad Real debería conservar su fisonomía’.

Conservar su fisonomía, toda una ironía resultante del vacío, como aclaraba la pieza –sin firma– del 18 de febrero de 1969: El edificio Cervantes [conocido como la Torre del Pilar] categoriza a Ciudad Real. Puro estertor de la inexistencia de clases rectoras cultas, a la manera de Chueca. Por ello, la conclusión de Rien ne va plus, no dejaba lugar a la esperanza. “El adolescente crecido, acabará aceptando fatalmente que el medio en el que habita es así porque así ha sido y así se ha querido. Y se entregará, ya adulto a una condescendiente melancolía patriótica. De ello, se encargarán los rapsodas y apologetas del orden local, que con sus visiones enaltecedoras del solar patrio, perpetuarán la fatalidad fundacional del Rey Sabio en 1255…Y esos textos acerados, construidos minuciosamente para ocasiones excepcionales los hemos confundido con la ciudad, con el ser de la ciudad, con su identidad. «La ciudad fronteriza en lunas» o «la esencia delgada y vertical» de José Antonio Ochaita; «la metrópolis del espíritu» y «la ciudad progresiva y moderna» de José María Martínez Val; «la ciudad clara, limpia, plena de armonía y luminosidad» de José María del Moral, o el arrebato de Julián Alonso y su «quiero a mi ciudad y nadie la toque» componen parte de esa secuencia inflada de imágenes vacías que aún circulan por los supermercados de la sensibilidad banal. Cronistas oficiales, mantenedores de juegos florales, políticos en ejercicio, pregoneros del Festival de la Seguidilla, Pandorgos en activo, concejales de Festejos y de Urbanismo y promotores culturales componen parte de la grey que sigue utilizando las baratijas del sentimentalismo urbano. Sentimentalismo, que no se asentará en un pasado que ya no existe (lo ha borrado la visión recurrente de cronistas y ediles y la fatalidad del progreso), sino en un futuro por venir que golpea levemente en la puerta de la ciudad. (Reconvirtiendo la metáfora del pasado siglo con el ferrocarril, como el tren del progreso). En mérito de ello formularán la imparable acumulación de bienestar material y las nuevas propuestas de organización de futuro: Planes urbanísticos, planes de tráfico, programas culturales, plan de mejora y fomento de lo que sea. Todo ello orlado por las grandes categorías espirituales de estos años: la Universidad, la Alta Velocidad Española, el gaseoducto y el Paseo de los Descubrimientos. El ritmo vertiginoso de esta promoción (alcalde hubo que formuló la extrañeza de los expertos ante el creciente número de grúas) ha llevado a afirmar que la ciudad dormida (Espadas Burgos) se despierta al ritmo del AVE (Moncho Alpuente) … Y uno vuelve a pensar en la fatalidad, con Azúa. Pero esta fatalidad es de otro cuño: el fatalismo como doctrina que nos permite entender que aquello que sucede, lo es por ineludible determinación del destino, del hado, sin que exista en ningún ser libre albedrio. La mano fundacional del Rey Alfonso había trazado de antemano en un solo gesto al clavar la espada sobre el piso terroso del Pozuelo de Don Gil, toda nuestra historia”.

 

 

 

 

 

Noticias relacionadas:
 Elena Rosa
 Elena Rosa
 Elena Rosa
 Elena Rosa
 Clara Manzano
Cerrar