La atención de los medios de comunicación se ha detenido en el trabajo que desempeña este servicio, el más desconocido de la Intervención de Armas, buscando quizás entender las circunstancias que pueden concurrir para llegar a un desenlace mortal cuando los vecinos de una localidad festejan un acontecimiento-religioso por lo general-, celebraciones que, por tradición en esta tierra, están muy vinculadas a la pólvora y a los fuegos artificiales como expresión de júbilo.
Parte del trabajo que desarrolla esta unidad especializada está dirigido precisamente a hacer ver a la ciudadanía y a los organizadores de estos espectáculos que el material pirotécnico no solo no es un juego sino que para manipularlo se requiere poner en marcha una serie de medidas específicas para garantizar la seguridad de todos, aunque el festejo sea parte de nuestras celebraciones familiares y locales más arraigadas del mundo. La seguridad debe primar ante todo.
No solo hay que tomar conciencia de a lo que nos enfrentamos, sino que es necesario aplicar una normativa concreta de seguridad, -que entiendo debe ser dificultosa en determinados lugares por aquello de las tradiciones- y tener la suficiente permeabilidad como para entender que hay que adaptarse a la realidad actual, cuando en una plaza se reúnen cientos de personas entorno a un espectáculo pirotécnico. Otra cosa era cuando estos festejos se celebraban en el campo donde la concentración de personas era menor y existían menos dificultades como viviendas o tendido eléctrico en las inmediaciones.
Entrada o salida de las procesiones
Esta provincia se encuentra entre las que más tradición tienen de lanzamiento de cohetes a la salida o entrada de las procesiones que festejan el día del patrón. Los fuegos artificiales forman parte de una cotidianidad festiva que los hace casi imprescindibles, aunque también, y cada vez con más frecuencia, se utilizan las salvas para dar un mayor lucimiento a determinados festejos familiares. Los expertos tienen la misión, por tanto, de torcer esa inercia que persiste y se resiste a invertir tradición por seguridad, aunque poco a poco se vaya observando una mayor tendencia hacia el cumplimiento de la normativa.
Contrariamente a lo que muchos de defensores de las tradiciones puedan mantener, el uso razonable del material pirotécnico no significa que haya que acabar con la fiesta. Los especialistas tienen ejemplos de pueblos de la provincia, con cuentan con una gran tradición polvorista, que han logrado potenciar su fiesta con un escrupuloso cumplimiento de la normativa vigente (Reglamento de artículos pirotécnicos y cartuchería, de 2015).
La formación de quienes participan de manera activa portando las carcasas de toros de fuego o tirando cohetes se ha demostrado capital para la seguridad de todos como también la puesta en marcha de modificaciones en los horarios de los festejos o de los recorridos con la finalidad de lograr una mayor seguridad para esos ciudadanos que buscan disfrutar en un entorno próximo y sin tener que mostrar comportamientos heroicos de antaño.
Más celebraciones populares del año
Estamos a punto de comenzar uno de los períodos con más celebraciones populares del año, de ahí que quienes organizan los festejos, fundamentalmente ayuntamientos y hermandades, tienen la responsabilidad de ser especialmente escrupulosos en la aplicación de esas medidas de seguridad que contempla el mencionado Reglamento.
Ciudad Real se prepara para vivir la Pandorga, una festividad que tiene regulado el uso de material pirotécnico desde hace años, no en vano la capital vivió hace 24 años una tragedia de esas que pasan a los libros de historia: Un cohete estalló en la Plaza Mayor y dejó más de un centenar de heridos, 16 de ellos con quemaduras. De los cuatro que salieron peor parados, una joven de Miguelturra se llevó la peor parte al sufrir quemaduras en la cara, tórax, brazos y piernas.
Los accidentes pueden ocurrir, pero adaptar los festejos a la normativa es fundamental para poder disfrutar de las fiestas con mayor seguridad.