Estamos en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares; las gentes han vuelto, aunque sea con la mascarilla, deseosas, impacientes ya, a esperar al sol de la mañana, a pasear, a leer, a quedar con alguien… Han estado muy tristes, muy solitarias, ¡le debemos tanto a las plazas! Siempre su nombre en nuestro recuerdo, en nuestra existencia, en citas, encuentros y charlas. “Nos vemos en la plaza”, “quedamos en la plaza”, “te llamo desde la plaza…”, decíamos a la familia hace años desde una cabina telefónica. Escribía una vez nuestro padre que las Plazas Mayores son el recinto sugerente y espiritual, el alma del núcleo, lo más vetusto y venerado. ¡Menudas frases! En los muchos viajes que hicimos por pueblos, pueblecitos y hasta aldeas, lo primero era ir a ver la plaza… y de ahí a cualquier parte; hablar con el cura, con los señores que veíamos al paso, con una mujer cosiendo en su puerta. Gozaba. En La Solana, sin ir más lejos, había mañanas, periódico bajo el brazo, en las que su recorrido por la plaza era de varias paradas, con quien fuera; de pie, con buenos diálogos, claro, aunque deprisa a veces, pues le esperaba la Olivetti. En Alcalá de Henares, igual, pero ya se sentaba en los bancos, con más tiempo, para la charla con un señor de aquí, o manchego, observando, por supuesto, las cigüeñas, las torres, las hermosas casas con gran terraza… Y a Cervantes.
Siempre nos sale nuestro padre… Hasta en la mismísima Plaza del Genio tuvimos la suerte de vivir un par de años; había dos pensiones. En la primera, y quizás más antigua, un señor conocido por Jurelo, muy bueno, nos dijo que estaba completo por la feria. Lo sentimos, y él también, aunque luego nos vimos muchos días en el popular bar Juanito, al lado, y charlamos mucho, le gustaban los toros. Unos metros más allá, cerca del estudio del recordado fotógrafo Antonio Cerezo, estaba la otra pensión regentada por un matrimonio que, al cabo de unos días, nos colocó en una habitación con vistas… A la gran plaza.
Era el año 1976, qué jóvenes todos; parece que fue ayer, como suele decirse, y ahí estaba la Alcalá que conocimos… Todo tipismo, ambiente del bueno: Tiendas de ultramarinos; otra, en los soportales llamada Mantequerías Santander, junto a un viejo comercio de gorras, sombreros y abanicos; un recuerdo al cine Paz (el Cervantes “pequeño”, hoy Corral de Comedias, ya estaba cerrado, lástima…) y a la gran discoteca Alekos en la enorme calle Mayor.
La plaza era un hervidero –y es— de gente, de bancos, aparte de los de sentarse, de bares, de niños jugando entre tierra y charcos… Al poco, se iniciaban las obras para su pavimentación. Arriba, el monumental reloj, es el latido de todos cuantos estuvieron, estamos y los que vendrán.
Y a otra Plaza Mayor, ésta de La Mancha, en el recoleto pueblo de San Carlos del Valle, cerca de Valdepeñas y La Solana, adonde solíamos ir con frecuencia de excursión, o a jugar un partido de fútbol, y de paso admirar otra vez su prodigiosa plaza e iglesia plateresca. En tiempos de instituto, curso del 69, recordamos por una crónica de Miguel, nuestro padre, otra vez, se apuntó con los estudiantes al viaje… y nunca habremos de tener mejor guía. Hasta el párroco le dijo que sabía tanto o más del monumento que él mismo. Le respondió, claro, que exageraba. Se acababa de restaurar esta joya del siglo XVIII y el cronista puso la Plaza Mayor en todos los periódicos, y aún más mayor… Se limpiaron las fachadas y columnas de cales y de pinturas y se repararon los típicos balconajes de madera para dejar la plaza en gala turística. Y hasta hoy, multitud de visitantes, series, películas, documentales… Y no hace mucho la visita de los Reyes, Don Felipe y Doña Letizia, que descansaron en su también colosal hospedería.
Por último, y no por ello menos importante, nuestro gran recuerdo a la Plaza del Pilar de Ciudad Real, por la que tanto hemos paseado en tiempos de mili, camino de cines y teatros, o disfrutado los recordados bocadillos de calamares en el típico bar Los Faroles.
¡Gracias, plazas de España, por vuestra acogida, por vuestra belleza, por las personas que hemos conocido, por los buenos momentos! Y que no volvamos jamás a dejaros solas y tristes. Ya vimos las fotos que os hicieron un año atrás…