El Alto Turia y el Valle del Cabriel se unirán previsiblemente en unos meses a ese grupo, como el que representa la Reserva de la Biosfera de La Mancha Húmeda, declarada hace casi 40 años y que contiene terrenos inundables como los de los ríos Cigüela, el Riánsares o el Guadiana, o humedales como los de la zona de Ruidera.
Pero la defensa de la biodiversidad, la protección de nuestra flora y de nuestra fauna, o la defensa de los recursos hídricos no se detiene ahí. La Mancha es naturaleza viva y como tal requiere protección y cuidados.
Cuando observamos el vuelo circular de los buitres leonados al pasear por el Parque Nacional de Cabañeros, cuando nos impresionamos ante la elegancia de una garza imperial transitando por el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel o vemos el vuelo alegre del verdecillo en su cortejo primaveral entre los árboles y arbustos del Parque de Gasset en Ciudad Real, en realidad disfrutamos de un regalo. El que nos ofrece esa naturaleza viva de nuestra tierra manchega. Un regalo que en este 3 de marzo conviene recordar que precisa de nuestros cuidados y nuestro respeto.
Verter por los desagües
Conviene recordar, decimos, que si no vertemos por los desagües los deshechos líquidos de nuestras cocinas, si evitamos ensuciar nuestros campos y jardines con objetos que tardarán años en degradarse y autodestruirse, si respetamos nuestras colmenas y cuidamos los nidos de nuestras aves durante la primavera, estaremos contribuyendo a que ese regalo del que hablábamos, a que nuestra biodiversidad se multiplique y fortalezca. También desde tierras manchegas.
Feliz Día Mundial de la Naturaleza 2019.