La chispa de una cosechadora que trabajaba sobre las 4 de la tarde en una finca cercana al club de campo de Ciudad Real se considera el detonante del fuego que se originó este martes a pocos kilómetros de la capital. El incendio obligó a la Policía a desalojar a un buen número de personas, la mayoría de ellas niños pertenecientes a un campamento que estaban realizando actividades en este recinto de ocio, situado en la margen izquierda del Guadiana, en el punto en el que río más misterioso de la península avanza dejando atrás la carretera N-401.
El fuego, por fortuna y por la rápida actuación de los cuerpos y fuerzas de seguridad, Emergencia y el Infocan, estuvo controlado hora y media después, tras arrasar una zona de cereal y parte de monte bajo. Sin embargo, este incendio –el tercero que sufre la provincia en los últimos días- ha traído a la actualidad, no solo el riesgo al que nos enfrentamos en la provincia cuando suben las temperaturas tal y como ocurre en este inicio de verano, que viene precedido de una primavera escasa en lluvias. También, nos encontramos estos días ante una ola de calor sin precedentes que se suma a la sequedad que nos ha dejado una primavera más cálida de lo normal y con un mes de marzo como el más seco del siglo.
Actividad al aire libre
Pero si las altas temperaturas son un riesgo para el medio ambiente, no lo son menos para la población, de manera especial, para todos aquellos trabajadores que desarrollan su actividad al aire libre sobretodo si tenemos en cuenta que las altas temperaturas agudizan los niveles de radiación de los rayos ultravioletas.
Es el caso de quienes trabajan en la construcción y en la agricultura, unos sectores especialmente castigados en el verano, una de las estaciones con climatología adversa, sobre todo cuando viene acompañada de olas de calor, razón más que sobrada para poner en práctica una regulación laboral específica para este período y permitir simultanear trabajo y salud en las mejores condiciones.
La actual ola de calor está afectando de una manera especial a una Europa poco acostumbrada a que los termómetros superen los 30 grados. Por ello, las autoridades han propiciado una gran movilización nacional para que los efectos de las altas temperaturas causen el menor daño posible en la población. A las medidas habituales de protección e hidratación, las autoridades han sumado la alerta en los servicios de urgencia y hospitales, mientras que en el caso de Francia, su ministra de Trabajo ha invitado a todas las empresas a “ser responsables”, aconsejando adaptar horarios y equipos de trabajo en función de los problemas que se puedan plantear.
En nuestro país, las altas temperaturas son frecuentes, pero no tanto las olas de calor aunque los cambios en el clima las esté favoreciendo en los últimos años. En cualquier caso, las repercusiones en la salud son tan nocivas aquí, como entre nuestros vecinos europeos.
Por ello, para combatir los efectos de las altas temperaturas, desde la Fundación Laboral de la Construcción se ha distribuido entre las empresas del sector carteles informativos con consejos que ayuden al trabajador a prevenir las consecuencias de una exposición continuada al sol. Los carteles advierten sobre los peligros de la radiación solar y sus efectos en la salud –quemaduras en piel y ojos- así como las medidas a adoptar -protección, beber agua y ponerse a la sombra-. Unas advertencias que, aunque útiles, se presentan a todas luces insuficientes para soportar una parte de la jornada laboral con 40 grados y realizando esfuerzos físicos, por muy moderada que sea su intensidad e incorpore descansos de manera regular. Nada, por tanto, se incluye sobre recomendaciones sobre adaptar la jornada laboral a las condiciones climatológicas, adelantando su inicio, por ejemplo.
Una situación similar viven los temporeros del campo ahora que finaliza la cosecha de cereal y comienzan las campañas de recogida del melón o las sandías. Desde la patronal del campo se apunta al acuerdo para regular el horario de trabajo en los períodos de mayor calor además de los consejos habituales. Una pautas recomendables para este tipo de profesiones aunque no efectivas al 100% si tenemos en cuenta las advertencias de la AEMET respecto a las largas exposiciones al sol y los altos niveles de radiación. La salud, en estas profesiones, también cuenta y trabajar en las mejores condiciones no es un capricho. Es un derecho.