Durante el antiguo Carnaval de Ciudad Real, la ciudad llenaba sus calles de atrevida diversión. En efecto, llegaba el espacio de vivir el Carnaval para disfrutar de las fiestas de las comparsas, que recorrerían las calles de la capital con el concurso de carrozas del ya famoso jolgorio, realmente no del agrado de todos los ciudarrealeños.
Los principios de los carnavales se remontaban a épocas anteriores a la Edad Media en Europa, cuando el pueblo daba rienda suelta a la diversión popular durante la semana precursora a la Cuaresma, también conocida con el sobrenombre de “Fiesta de la carne”. No obstante, en Ciudad Real, se han perdido ciertas antiguas costumbres, incorporando otras, donde las peñas desempeñan un papel realmente importante. El actual Carnaval ostenta el título de Fiesta de Interés Turístico Regional. No obstante, en un corto período de tiempo alcanzará la categoría de Interés Turístico Nacional, del que es, sin duda, merecedor.
El vocablo carnaval, según la RAE, procede de carne vale, sugerencia de la licencia sensual permitida en esos bulliciosos y populares regodeos. Los verdaderos principios del Carnaval todavía son una incógnita, pero parece probable que la raíz se debiera a las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios del vino. Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto de hace más de 5.000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio Romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo trasladado a América por los españoles y portugueses a partir del siglo XV.
Algunas personas creen que la palabra Carnaval hace referencia a una supuesta antigua tradición pagana, en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal) una fiesta donde todo vale. A partir sobre todo del Renacimiento, los intentos de regulación y de prohibición que sufrió fueron continuos. Así, en la España de 1523, sabemos que en emperador Carlos V impidió que los hombres se disfrazasen.
En el siglo XVIII, el Carnaval se vio inmerso en un proceso de aceptación por las cortes y las ciudades europeas, que llevó a su refinamiento y estilización. Pero puede decirse que, en general, el Carnaval ha seguido siendo siempre una fiesta eminentemente popular, sobre todo las clases humildes y los jóvenes se enfrentaban temporalmente e intentaban perturbar el orden social. Como ilustra el hecho de que, durante la dictadura de Franco (1939-1975), la celebración de los Carnavales fuese prohibida en toda España, donde volvió a reavivarse tras aquel período con enorme vitalidad.
Antiguamente en la capital de Ciudad Real sólo se celebraba el domingo de Carnaval, el de Piñata, y el lunes y martes de Carnaval, utilizando la callejera frase: “¿A que no me conoces… a que no me conoces?”. Efectivamente, el periódico local El Pueblo Manchego, en su crónica de Carnaval de 1909 publicaba la siguiente nota: “…por la tarde tanto en la calle de Arcos (luego general Aguilera), y en el paseo del Pilar, como en calles de Alarcos y Morería la animación fue sorprendente durante toda la tarde. Hubo momentos en los cuales no se podía dar un paso”…y las máscaras en buen número pero de poco o ningún gusto.
El antiguo Carnaval ciudadrealeño era un Carnaval sin organización institucional cuyo protagonista era la máscara callejera en la calle Morería, y su actividad de cierto prestigio giraba en torno a los bailes del antiguo Casino… En ese año 1919 el Ayuntamiento ciudadrealeño, trasladó la celebración del Carnaval al Parque Gasset.
La revista ilustrada, y luego prensa diaria “Vida Manchega”, señalaba por entonces “… quizá con el traslado al Parque Gasset, la fiesta de Momo habrá perdido su poesía; esa nota de romanticismo que tienen todos los festejos, cuando los mismo festejos populares los hace rutinarios… tal vez dado por el sitio donde se desarrollaba la escena carnavalesca; la vieja calle de la Morería, rodeada de solariegos caserones y lóbregas callejas, donde en esos días no cesaba el vocerío ensordecedor”. Allí nació el Carnaval ciudarrealeño, con sabor eminente moruno.
El ya citado diario “El Pueblo Manchego” del lunes 3 de marzo de 1919, realizaba el siguiente comentario: “El traslado del Carnaval al Parque Gasset, ha sido un acierto, pues la fiesta de ayer resulto espléndida… A lo largo del paseo se instalaron varias tribunas. La del Ayuntamiento, muy artística, estaba destinada al público, mediante el pago (sic). Según el Ayuntamiento, quedaban prohibidos los disfraces y mascaradas “que puedan menoscabar la consideración debida a las autoridades o sean atentatorias a la moral y buenas costumbres, y también, “que, a las estudiantinas, comparsas y máscaras, se prohíbe porten como estandarte la bandera nacional de España”.
Con gran éxito se celebró el Carnaval ciudadrealeño en este año en nuestra ciudad, tal y como lo recoge la prensa local, celebrándose solamente el sábado, domingo, lunes y martes de Carnaval y Domingo de Piñata. Los años veinte fueron años de auge del Carnaval en Ciudad Real, asumiendo el Ayuntamiento la organización de actos en torno al mismo, siendo los años treinta de decadencia de esta celebración, donde desaparecieron los actos organizados por nuestro Consistorio.
En otro orden de cosas, la Iglesia miró con recelo la celebración de Carnaval en nuestra ciudad, y en las tres parroquias se celebraba un triduo en desagravio por las ofensas durante los días del Carnaval. Triduo que después de nuestra Guerra Civil de 1936-1939 se seguía celebrando, aunque se prohibió ya el Carnaval en nuestra ciudad.
*Miembro de Número de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales