Con materiales extraídos de los relatos históricos, próximos al romanticismo y al misterio, nació lo que hoy conocemos como novela gótica, género que alcanzó su mayor esplendor en los últimos años del siglo XVIII y en la primera mitad del XIX. Existe plena coincideniencia por parte de los estudiosos al estimar que dicho género surgió como respuesta al neoclasicismo, primero, y al vacío de fuertes emociones que la narrativa ilustrada fue dejando en los lectores. Fue una aportación del romanticismo que ya estaba germinando en la Europa central,principalmente en Gran Bretaña: castillos ruinosos, monasterios de difícil acceso, criptas tenebrosas y un apasionante retorno a la enigmática Edad Media fueron ingredientes principales de este tipo de novelas.
Está considerado como su creador el inglés Horace Walpole, fallecido hace ya más de doscientos años. Walpole fue todo un ilustrado en su educación; vivió muy de cerca el fragor de la Revolución Francesa, lo que le hizo modificar sus planteamientos y mirar de frente una realidad más emotiva y apasionante. Se dio cuenta de que agonizaba el Siglo de las Luces y que la sociedad comenzaba a dejarse seducir por otros gustos y atracivos que la llevasen hacia otra dimensión de los sentidos, de la emotividad. Aunque aún predominaba la influencia de autores como Habbes, Lebniz o Locke y continuaba la admiración por las obras de Voltaire, Diderot y Rousseau. Los escritores y poetas de aquel tiempo pensaban que lo que llamamos realidad no explicaba por completo el mundo y la existencia humana.Y Kant nos acercó aún más la crítica de la razón pura.
Por los testimonios que de él nos dejaron sus contemporáneos, parece que Horace Walpole, a la manera del Marqués de Sade o de Lord Byron –aunque menos que el primero—también fue un personaje controvertido e inquietante, un aristócrata de gesto altivo y desdeñoso, amante del placer, de la morbosidad, de los temas perversos y terroríficos que en definitiva, son los que dan cuerpo a dicha clase de novelas. Entre sus obras cabe destacar “El castillo de Obranto”, que fue la primera que publico, “La madre misteriosa”, “Los misterios de Adolfo” y “El confesionario de los penitentes negros”. El éxito literario del novelista le desvió del proyecto de sus padres, que no era otro que dedicarlo a la diplomacia.
Todo un mundo ya superado el narrado por los autores de la novela gótica, pero que en su tiempo, pero que en su tiempo gozó de enorme aceptación. Entre dichos escritores deben citarse nombres como los de Matthew Lewis, cuya obra más conocida es la titulada “El monje”, con un argumento situado en el Madrid de los Austria; Walter Scout, Bram Stokery y la gran Mary Shelley, autora de Frankenstein. Mundos y argumentciones que ya nos quedan un poco lejos, aunque todavía gozamos de sus truculencias y deslumbramientos, sobre todo cuando dichos textos son llevados al cine o la televisión. Se ha comentado que una de las últimas joyas de liteteratura gótica, “Melmoth. El errabundo”, fue publicada en 1820, aunque aún hubo algunas otras novelas de este género aparecidas posteriormente. No obstante, el punto de referencia lo tendremos siempre en Horase Walpole.
Son muchas y diversas las opiniones acerca de cualquier género novelístico. Nada menos que Niezsche nos dejó dicho que no se puede lograr una novela grande si no reflejamos en ella el drama y el dolor. Recuerdo palabras de Stendhal: Una novela es un espejo que discurre a lo largo del camino Se refería al dolorido camino de la vida, a la empinada cuesta arriba que hemos que de superar. Y por ahí han transcurrido los grandes personajes de la novela de cualquier tiempo y país.