La actual campaña se celebra casi tres años después de las últimas elecciones generales (26 de junio de 2016), pasados 10 meses de un cambio de gobierno por una moción de censura y en plena Semana Santa, en un período de descanso para miles de ciudadanos que aprovechan estos días para disfrutar de su ocio y/o cumplir con sus creencias religiosas. Unas fechas, por tanto, poco propicias para asistir o atender actos electorales, máxime cuando venimos de una campaña casi permanente desde hace años.
Los expertos aseguran que la presión política, por tanto, se trasladará a los últimos días, incluso a los últimos minutos, para tratar de persuadir a ese gran porcentaje de indecisos que pueden decidir el gobierno, según las previsiones de algunos politólogos que, como saben, son los nuevos gurús del momento político, una especialidad que vive una etapa de esplendor debido a los cambios políticos que se han sucedido en España y también por el protagonismo adquirido por su presencia continua en debates y tertulias de radio y de televisión.
Amplia gama de colores políticos
Hace unas semanas nos referíamos a la coincidencia de la celebración de elecciones generales y municipales en dos meses consecutivos como ocurrió hace 40 años, cuando elegimos a nuestros primeros representantes en los Ayuntamientos. Entonces, los ciudadanos tenían ante sí un gran número de opciones políticas, desde las más radicales a un lado y a otro, hasta llegar a las de centro a través de una amplia gama de colores políticos.
Con el paso de los años, estas opciones han ido convergiendo hasta asentarse en los dos grandes bloques que conocemos hoy, junto a otras fuerzas periféricas que, sin embargo, ejercen una notable influencia en el panorama político. Sin embargo, esta campaña electoral no se está desarrollando de la manera tradicional tal y como la conocíamos hasta ahora debido a la gran movilidad entre grupos que existe en uno de los bloques por mantener -o arrebatar- la hegemonía en la derecha española. Esta circunstancia sin duda ha propiciado que asistamos a otra campaña, inédita hasta ahora, que se suma a la tradicional, a la que todos conocemos, en la que los diferentes partidos políticos en liza luchan por alcanzar el poder.
Aspectos novedosos
Otros aspectos novedosos se suman a este período electoral. Es el caso de la ausencia de fuerzas políticas de centro, una polarización de los mensajes poco conocida hasta ahora así como una intensa actividad en las redes sociales. A ello se sumaría una gran falta de sosiego para presentar los programas -algunos están siendo presentados con la campaña en marcha- y las candidaturas y una rotundidad inusitada para instalar determinados mensajes en la opinión pública, con independencia de su veracidad. En su conjunto, estos aspectos tienen toda la pinta de quedarse, de mantenerse como pautas a seguir en próximas campañas como la que iniciaremos de inmediato, a primeros de mayo, para las municipales, autonómicas y europeas.
Sin embargo, pareciera que la preocupación de los españoles va por un lado y la de las fuerzas políticas por otro. Una prueba de ello es que la preocupación de los españoles por el paro se sitúa en el 61,8% según la última encuesta del CIS, mientras que la independencia de Cataluña es un problema solo para el 11 por ciento de los españoles, aunque pudiera parecer otra cosa a juzgar por el espacio que ocupa y la tensión que el asunto territorial ha introducido en el debate y en los debates entre partidos.
Aún así, vivan con sosiego y tranquilidad estos próximos días. Recuerden que en nuestra próxima cita estaremos casi punto de acabar esta larga penúltima campaña electoral.