No el mismo día en que murió Miguel de Cervantes, como algunos creen, pues la muerte del autor del Quijote, como documentalmente demostró Luis Astrana Marin y algunos otros acreditados investigadores del cervantismo, ocurrió el 22 de dicho mes y año.
Garcilaso de la Vega, el inca, era hijo del capitán extremeño Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa Isabel Chimpu, de la familia del último rey del Perú, es decir que llevaba en sus venas sangre india, real y, a la vez, española, de lo cual se sentía orgulloso. Una vez fallecido su padre, el poeta vino a España para realizar estudios superiores, aunque la verdad es que en la Corte no encontró la acogida que deseaba y merecía. En las crónicas se decía que junto a Don Juan de Austria había luchado en las Alpujarras contra los moriscos, siendo ejemplar su comportamiento. Eso, entre otras cosas, pero además de un gran soldado, el joven peruano era un gran escritor, un intelectual tan destacado que Menéndez Pelayo le llamó el mayor escritor de América. De su talento se produjeron obras de singular importancia, destacando Comentarios reales, cuya segunda parte, Historia general del Perú, se publicó en 1617.
Por otra parte, conocía a fondo la historia de su país y la de España, a los que dedicó trabajos realmente importantes. Estaba emparentado, nada menos, que con el Marqués de Santillana, con Garcilaso de la Vega, el catalán Juan Boscán, ambos introductores de la métrica italiana en la poesía castellana. Incluso con Juan Garci Sanchez de Badajoz. Escribo sobre el inca Garcilaso de la Vega, entre otras razones, por mi devoción hacía su admirable valor literario y humanístico; también porque nos hallamos en días próximos a la Feria del Libro, que anualmente se celebra en el precioso parque del Retiro de Madrid y que aquí constituye todo un acontecimiento.
Me estoy refiriendo, insisto, al inca Garcilaso de la Vega porque bien lo merece; tanto por su admiración hacía la cultura española como por la belleza de sus pueblos y paisajes. Incluso por su propia obra. Sus traduciones de Dialogos de amo con Hebreo o La Florida del inca, su obra maestra. Se escribió, cuando, se dio la noticia de que después de su muerte iba a ser sepultado en su país, pero los méritos de Garcilaso pronto fueron dejando las cosas en su sitio.