El espíritu crítico es una capacidad innata, y de práctica bastante usual, en el ser humano, lo desarrollamos en todas las parcelas de nuestra vida y como no, también en la esfera política. Nos permite, tras cada periodo de gobierno, valorar lo que se ha hecho, y también, sobre todo, lo opuesto, permitiéndonos tener una idea clara de si los que no han hecho lo necesario durante los cuatro años anteriores serán capaces de hacerlo dándoles una nueva oportunidad. En definitiva, es el trabajo desarrollado lo que dará y quitará razones, y gobiernos en general, y en Ciudad Real en particular.
Las mociones presentadas a los plenos trasladan a nuestros vecinos el modelo de ciudad de los diferentes grupos municipales, y aunque pueda parecer insignificante, el que puestos de concejales estén ocupados hoy por personas que nunca han pensado en todos los vecinos en global, sino que sistemáticamente solo se preocupan de sus votantes, y en multitud de casos ni tan siquiera eso, es una pérdida de oportunidades para el desarrollo de una capital de provincia, que se encuentra entre las 100 ciudades con mayor población de toda España.
El Equipo de Gobierno, y su escudero político, han pretendido ocultar su desidia y falta de ideas para resolver las problemáticas locales con improductiva y vacía retórica, cuando ya no les es posible continuar con la farsa, utilizan la teatralización para arrogarse el “monopolio local de la generosidad” que les ha dado buen resultado mediático gracias al complejo de los conservadores municipales.
Pretendido monopolio
Necesitan de la arrogancia, esa “superioridad moral”, para flotar sobre su pretendido monopolio, y mostrarse como los únicos adalides para resolver determinados problemas universales. Para lograr su objetivo necesitan esgrimir mociones grandilocuentes, con resonancia en los medios de información nacional, e internacional, pero totalmente improductivas para los vecinos de la ciudad, como así han podido revelarse los debates sobre las mociones: “Rechazo del plan paneuropeo de pensiones”, “Apoyo al Ayuntamiento de Madrid”, “Derogación del artículo 315 del Código Penal” o la relativa al “Tratado Transatlántico de Comercio e inversiones”, entre muchas otras. Asuntos grandilocuentes, y en multitud de ocasiones alejados de la propia comprensión de los vecinos, son manejados para esconder la suciedad de las calles de nuestra ciudad, un deficiente asfaltado, un preocupante aumento de locales vacíos y una creciente melancolía por unas tasas de desempleo tan altas como incomprensibles.
Y, ante esa realidad discordante procede tener presente, para aplicarla en el Ayuntamiento de Ciudad Real, la frase que utilizó Giscard d’Estaign en el debate con François Mitterrand, ambos candidatos al palacio del Elíseo en 1974; “Usted no tiene el monopolio del corazón”, y es que con esos fútiles debates jamás solucionaremos los problemas que pretenden abordar.
En los próximos meses, desde Ciudadanos de Ciudad Real, seguiremos trabajando como en estos últimos 3 años, con una actitud propositiva, de mano tendida, con el único objetivo de resolver los problemas reales que afectan a nuestros vecinos; solicitando, y consiguiendo, bajadas de impuestos, mejorando los servicios en los barrios, aumentando la seguridad vial, fomentando practicas más ecológicas, impulsando ideas para industrializar y modernizar Ciudad Real, permitiendo que el talento se quede aquí entre nosotros, vamos a seguir evitando los estériles, improductivos y polémicos debates que nada ayudan a Ciudad Real a avanzar, y así los vecinos podrán seguir apreciando el modelo de ciudad que buscamos y queremos para conseguir el mejor futuro de esta ciudad y la de todos sus vecinos, todos y cada uno de ellos, otros seguirán la tónica seguida durante los últimos tres años y seguirán inundando Ciudad Real de improductiva ideología de pasarela que solo alegra a una minoría, pero no se preocupen, es efímero.
Francisco Fernández Bravo es el Portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Ciudad Real