La muerte anunciada, un tópico. La muerte del teatro, la muerte del cine, la muerte del libro en papel, son tópicos muy persistentes y pesados. El teatro está más vivo que nunca, el cine sigue su curso y sus adaptaciones, el libro de papel triunfa en las más famosas Ferias del Libro.
He escrito un texto libre, breve, entre el logos y la literatura, seguido de un poema en prosa que narra elementos de la Era Virtual que vivimos.
El espía tecnológico
Espía mi casa, espía mis cuadernos, espía mis artefactos. Todo sucede en el ring de la página digital, un cuadrilátero de boxeo, la lucha en la Red. Ahí se refleja el safari peligroso de la vida cotidiana.
En la arena (scaena) de la página digital es donde se libra hoy el combate del mundo, en febril navegación cibernética. A su lado discurre el pulso acelerado de la presencia de lo real, el temblor del cuerpo físico, el tacto que endurece los relojes blandos del mundo.
Se han mezclado en singular coctelera infinitos objetos: los post-its que transmiten el deseo en medio de la paz doméstica; los whatsapps cotidianos; los anuncios incesantes en la pantalla del ordenador y del móvil; los juegos onanistas con el ipad, etc.
Y de esa mezcla enloquecida y sabia, a un tiempo, ha surgido una nueva escritura y una nueva forma de ponerse a escribir en el mundo: colgar un texto, publicar en el muro, subir a la nube, y tantas otras nuevas locuciones del arte de escribir en la era digital.
Y, sin embargo, en la mesa espera mi Montblanc o el modesto Bic, instrumentos que recogen los latidos de mi corazón, sismógrafos de la tinta de mi alma.
La voz humana, por siempre
La voz humana admirada por Jean Cocteau, y Almodóvar en su cine.
¡Ah, la voz humana, con su infinita inteligencia, con sus inflexiones, sus melismas que la convierten en auténtico DNI de la persona! Ella será el ábrete sésamo en un futuro ya próximo. Nuestra voz abrirá nuestra casa sin tener que buscar con fastidio las llaves en un bolso desordenado y oceánico, cual pecera (son moda los bolsos grandes).
En contraste ¿por qué no pensar que estamos en una especie de edad de piedra cibernética, que somos paletos/catetos primitivos de las nuevas tecnologías?
El bucle volverá a la voz humana, dadas las experiencias aún muy deficientes de la maquinaria ciber y su uso obtuso por usuarios unidimensionales, fanáticos de lo último.
Vayamos a la vida cotidiana, intente comprar un billete de autobús hablando por teléfono con una máquina, reserve una noche de hotel y gaste una hora luchando con el formulario que en último momento lo dejará colgado. Por otro lado, cómo se queman al tuntún puestos de trabajo.
El bucle tecnológico volverá a la voz humana y la incorporará a los mejores hallazgos digitales.
Primitivos digitales/nuevos ricos tecnológicos
Con esa mentalidad de recién llegados, de nuevos ricos tecnológicos, creemos que hemos alcanzado El Dorado.
La humanidad piensa siempre que el último invento que hace arrasará con todo lo anterior. Así, el libro digital debería arrasar con todo.
Cuando nació la olla exprés, la humanidad pensó que toda cocina sería arrasada. Cuando hemos visto nacer la Thermomix se ha creído que el arte de cocinar pasaría a ser una decadencia histórica.
Dedico a los agoreros y plañideros que han pronosticado la muerte del libro escrito en papel, esta hermosa cita de Miguel de Unamuno: una ruina puede ser una esperanza.
“Al hipertexto electrónico le puede pasar lo mismo que al aporte del 3D al cine. Salvo algunos casos, no es mucho lo que aporta al séptimo arte. Pues el cine tradicional, como pasó con la pintura, ya tenía la ilusión de otras dimensiones: la profundidad de campo, el color, la calidad de la luz y la fotografía o la perspectiva como lenguaje. (…) El artefacto electrónico será fundamental si le aporta al aspecto creativo, y no se queda en un artificio mecanicista. Si no es así, este tipo de libro será pura ampulosa pirotecnia electrónica.” (Rodrigo Arguello, dixit)
Colofón: La coexistencia es lo que interesa, y no la idea de si esto reemplazará o matará al otro.
Escribid, escribid
“Jamás se ha escrito tanto. El mal reside en que se escribe demasiado” dice Nuria Amat y tantos otros escritores y ensayistas, con los que no estoy de acuerdo. Lo dicen los que mientras te aconsejan severa y paternalistamente no escribir tanto, tienen tres manuscritos ocultos en el disco duro, que saldrán (¡oh, sorpresa!) el mes próximo.
Escribid, escribid, siempre mejor que abotargarse ante el televisor. Mejor cultivar el deporte de la escritura que el deporte de la alienación televisiva, y sus secuelas, entre ellas, de obesidad del alma.
Haz el amor y no la guerra, gritaban los jóvenes en los 60.
Haz la escritura, la lectura en la forma que sea, digo yo hoy.
Logos en citas
Todo arte es una forma de literatura (Pessoa).
El inconsciente está estructurado como un lenguaje (Lacan).
La cultura es un texto (Clifford Geertz)
Cómo resuenan en mí esas tres voces concatenadas.
Y digo: Todo el ciberespacio es un lenguaje.
Porque, en definitiva, todo es logos, verbo en el ser: escrito, hablado, digitalizado, en tableta, igual da.
En el principio era el Verbo (está escrito en la Biblia)
Quién ha dicho ser una única cosa, un ser unidimensional, cual joven notario-opositor. Abajo la violencia de la horma. Seamos fuertes, plurales, fragmentarios.
No somos la tarjeta de un banquero. Ni una placa de médico a la puerta,
Somos eso y mucho más.
Crecemos con este ser palmera nuestro. Cada rama una vida, una forma de ser.
Agenda de esperanza
Las aguas se calmarán, y de ese mix enloquecido, cibernético del hoy, saldrá oro en libros, ríos de abecedarios de infinitos usos (para el viaje, para la cama, para jugar, para la plaza pública…).
Que sais je, como escribiera Michelle de Montaigne.
Decía un noble portugués, hace cinco siglos, y digo yo, hoy y aquí:
No exageremos, la vida es, de por sí, bastante exagerada.
* * *
VA CRECIENDO EN MÍ EL HOMBRE MÁQUINA
(Poema en prosa de Martín Gómez-Ullate)
Cada vez más va creciendo en mí el hombre-máquina.
Me rodean cables y tornillos, todos con la misma máxima,
diver-info-comunicarme sin tregua y sin descanso,
hacerme la vida más fácil, complicada fórmula,
enredarme en la maraña mágica del lejano y prójimo,
catapultar mi elevado Ego a la galaxia mínima
de saberme leído, citado, seguido y elogiado,
darme de gloria esos cinco minutos
que el maestro Warhol a todos deseaba.
Cada vez más se anuncia en mí el hombre-máquina.
Me conforman chips y megabytes que acechan, ávidos
de colárseme en la piel y volverse células
del cerebro del mundo en mí implantado.
Cada vez más la mente se hace ventanas,
me crecen tentáculos y me salen alas,
aunque en la silla, pegadas las nalgas,
se me vuele el tiempo en horas de nada.
Se achican las órbitas de mis ojos
para mejor poder ver el mundo en la pantalla.
Cada vez más en mí se pierde el campo,
y se vuelve naturaleza un cuadro
de pixel sobre pixel en perfecto encuadre,
de la sempiterna imagen del salvapantallas,
que repetido veo en cada hombre-máquina.
Cada vez más, centauros son posibles,
y las vacas, dinosaurios lejanísimos.
Cada vez, me multiplico más en sites,
cada me disuelvo más en bytes,
cambio la memoria interna por la externa
en pendrives y en crecientes discos duros,
donde cabe Alejandría, pero mira
que se quedan cortos, casi diminutos,
para dar cabida al loco, inabarcable,
dantesco caudal del cibermundo.
Cada vez más me habita lo virtual,
cada momento me siento más fractal,
cada día preparo el avatar,
que me lleve un pasito más allá
del limitado horizonte de mi humanidad.