El mejor regalo que podía recibir la provincia de Ciudad Real a estas alturas ha sido el reconocimiento de la UNESCO del Geoparque ‘Volcanes de Calatrava’ como parte patrimonial de su Red Mundial, en un proyecto que alberga casi 5.000 kilómetros cuadrados de extensión, y en el que se incluyen hasta cuarenta localidades de la provincia.
El gigantesco yacimiento de la mina de Almadén, el recorrido del carbonífero a través de los restos en Puertollano, o el volcán activo de Cerro Gordo, son algunos de los atractivos que ahora tocará aprender a explotar para atraer a un turismo hasta ahora desconocido y que debe convertirse en el gran reto para todos los municipios implicados de la provincia.
Durante mucho tiempo, hablando con alcaldes provinciales y con personas dedicadas al sector turístico, siempre he tenido la impresión de que somos mucho más de lo que trasladamos al resto. Y eso, se nota cuando uno disfruta de sus fiestas tradicionales, cuando recorre las calles de nuestros municipios repletos de historias y testimonios de un pasado que ha servido para construir la actual provincia de Ciudad Real. Muchos de sus rincones han inspirado a los grandes escritores de nuestra literatura y hoy, el talento sigue luchando para no tener que marcharse fuera.
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Pero también es cierto que la provincia de Ciudad Real siempre ha vivido con una especie de complejo, teniendo que trabajar sin hacer demasiado ruido como si sus grandes logros pudiesen molestar a las provincias de renombre. Tal vez por eso, hay proyectos que sonaron bien y nunca llegaron a consolidarse, como fue la malograda “Ruta del Quijote” y puede que esa idiosincrasia nos haya condenado a una demografía a la baja y a unas oportunidades que siempre han acabado mirando hacia otro lado.
Ahora, tenemos la ocasión de aferrarnos al turismo de interior que se puso de moda durante la pandemia, fomentando esos viajes cercanos y debemos empezar por ser nosotros mismos, quienes se empapen de lo que somos para ejercer como los mejores embajadores de nuestra tierra, promocionando todo lo que somos y poniendo en valor la cantidad de cosas buenas que puede empezar en nuestra gastronomía y concluir en nuestro patrimonio cultural e histórico.
No deberíamos olvidar que uno de los grandes puntos a favor de Ciudad Real es su situación geográfica en el centro del mapa y su buena conexión con las Comunidades Autónomas colindantes, pese a que el proyecto de la A-43 a su paso por la provincia para conectar con Extremadura y Portugal, sigue siendo una promesa electoral que aparece cada cuatro años y perdura en los cajones cogiendo polvo con la esperanza de ser olvidada.
Somos parte del corazón de España y tengo la impresión que un proyecto como el del Geoparque debería a ponernos a latir con más fuerza que nunca, porque el futuro de nuestra provincia pasa por saber aprovechar las oportunidades que surgen, en este caso avaladas por Europa, que se traducirán en empleo, en turismo, o lo que es igual, en economía con la que mirar de frente hacia el futuro, permitiendo que las próximas generaciones, desde sus pueblos, puedan decir con orgullo que han apostado por quedarse, sin que exista ese complejo que tantas veces nos ha perseguido a los que somos de provincia y hemos visto que las grandes ciudades sólo han dado protagonismo a nuestros pueblos cuando llegan los estíos y los días de verbena.