Ciudad Real era entonces una pequeña capital de provincia, donde no se producían noticias de interés para el resto del país, pero la designación de nuestra ciudad al movimiento de sedición, saltaría a la prensa nacional e internacional, el entonces Primer Regimiento de Artillería Ligera, contra el gobierno de Primo de Rivera. Para comienzos de 1929 hay ultimado un pensamiento contra Primo de Rivera. La conspiración cuenta con el asentimiento de algunos generales y guarniciones. El Regimiento, con la complicidad de un reducido grupo de paisanos armados, toma edificios oficiales y bancos, desarmando la Guardia Civil y la Policía.
La capital despertaba ese 29 de enero con su rutina alterada: las fuerzas de su guarnición habían tomado la población sin saber que el resto de guarniciones no se habían movido. La figura principal del movimiento rebelde de los artilleros, será José Sánchez Guerra, jefe del partido conservador y expresidente del Consejo de Ministros, exiliado en París desde dos años antes (1927), que fue el que organizó el” levantamiento artillero”, cuyo fin era derribar la dictadura y llamar a Cortes Constituyentes. Se intentaba acabar así, con el Directorio Militar del general Primo de Rivera. No tuvo éxito la intentona. Sólo salió a la calle el Regimiento de guarnición en Ciudad Real.
Tras la sublevación, por cierto incruenta, el Regimiento se rendía a las tropas del general Orgaz, que llegó desde Madrid. El castigo desde el Gobierno del Directorio fue duro para los militares, incluidos algunos soldados de reemplazo y unos paisanos. La pérdida del Regimiento para nuestra capital, supuso su disolución e incorporando a su bandera un crespón de luto signo de traición. Figuró también en ese movimiento, el general Francisco Aguilera, implicado con anterioridad en la Sanjuanada de 1926 y comprometida casi en su integridad el arma de Artillería, que de esa forma intentaba vengar los agravios que le infiriera el dictador. En esta sublevación participaban renombrados generales de Valencia, Madrid Barcelona, Murcia, etcétera. El alzamiento debería iniciarse por levantamiento escalonado de guarniciones en las provincias, teniendo su base principal en Valencia. En toda España estaban comprometidos 21 Regimientos de Artillería… Solamente cumplió el de Ciudad Real. En efecto, el 29 de enero a las 4 de la mañana, la guarnición de Ciudad Real se levantaba en armas y ocupaban los lugares estratégicos de la capital y procedía, además, a detener y desarmar a la Guardia Civil y a la Policía, ocupando edificios gubernativos y los bancos, Ayuntamiento, FF.CC. Telégrafos, etcétera. No obstante, la aviación arrojaba sobre Ciudad Real, miles de proclamas firmadas por el general Primo de Rivera. Fue el aviso que el Gobierno enviaba a los sublevados para que restablecieran el orden dispusieran las armas e incluso fusilaran a los instigadores que los habían arrastrado a esta situación de traicionar sus deberes. Cuando los militares de Ciudad Real toman conocimiento de que el movimiento ha fracasado, reintegran la fuerza al cuartel y esperan la llegada de la columna que manda el general Ordaz. Se entregan sin ofrecer resistencia alguna, para ser sometidos después a un Consejo de Guerra. Así pues, narrado a grandes rasgos, este fue el episodio histórico de la sublevación del Primero Ligero de Artillería, que dejó a la capital sin su guarnición. Pero todo se palió un año más tarde, cuando era restablecida otra unidad militar en la capital (1930). Fue el Batallón de Infantería Cazadores de Barbastro núm. 4. El cuartel de la Misericordia, sede de unidades militares desde la Guerra de la Independencia, antes fue Casa de Caridad, fundada en el s. XVIII por el cardenal Lorenzana, arzobispo de Toledo. Fue el alojamiento de donde partieron los sublevados, es decir, su propio acantonamiento. A ello había que sumar el empeño que el arma de Artillería tenía en conservar la «escala cerrada» que sólo permitía el ascenso por escalafón, rechazando promocionar por méritos de guerra o por otras vías de mérito o favor. El general Primo de Rivera, aun estando al tanto de lo espinoso del tema, decidió solventar el régimen de ascensos entre las diversas armas y cuerpos del Ejército. La resistencia de los artilleros no se hizo esperar y abordaron a conspirar contra el Dictador. Ciudad Real era una pequeña capital de provincia en la segunda década del pasado siglo XX, donde no se producían noticias de interés general para el resto del país, pero la designación de nuestra ciudad saltaría a la prensa nacional e internacional en enero de 1929, al levantarse el entonces Primer Regimiento de Artillería Ligera, con sede en el cuartel de la Misericordia de Ciudad Real, contra el gobierno de Primo de Rivera. La conspiración cuenta con el asentimiento de algunos generales y guarniciones, y la rebelión debería de estallar simultáneamente en varias ciudades, lanzándose las tropas a la calle la noche del 28 al 29 de enero. Efectivamente, en toda España estaban comprometidos 21 Regimientos de Artillería—entre ellos el de Ciudad Real—, más algunas otras fuerzas de Infantería, Caballería e Ingenieros. La capital despertaba ese 29 de enero con su rutina alterada: las fuerzas de su guarnición habían tomado la población sin saber que el resto de guarniciones comprometidas no se habían movido. Durante horas aguardaron inútilmente, noticias del levantamiento en otras provincias. Confirmando más tarde, por teléfono, la ausencia de novedades del resto de España. El desaliento empezó a cundir entre los militares sublevados. A las cinco de la tarde, aeroplanos militares arrojaron octavillas sobre Ciudad Real con el siguiente texto, resumidos:
“España entera está tranquila. Entregaos cuanto antes y volver al cuartel, pues, en caso contrario, de la misma manera que hoy os hemos arrojado estas proclamas, mañana os bombardearemos…”.
El coronel, Gobernador Militar de la Plaza, acordó someterse; decisión que fue comunicada por teléfono al Capitán General de la Primera Región, y así, a las tres de la madrugada del día 30, ya se habían rendido cuando llegaban a Ciudad Real los efectivos de los Regimientos de Wad-Ras y de León y de Zapadores, además de un escuadrón de Lanceros de Alcalá de Henares.
El teniente coronel de la Guardia Civil, Carlos Ochotorena, detenido anteriormente por los artilleros, pasaba al mando de la Plaza, que entregó al general Orgaz. El coronel Liniers llegado a Ciudad Real, al frente de los militares enviados por el Gobierno, restableció la normalidad en la capital manchega. Ciudad Real seria sancionada con la pérdida del Regimiento dejándola sin guarnición, y sus jefes y oficiales procesados y cuatro de ellos condenados a muerte, aunque no se ejecutó ninguna sentencia, tras el Consejo de Guerra celebrado en los salones de nuestro Palacio de la Diputación.
El nombre de Ciudad Real surgió para la Historia de España aquel 29 de enero, pero los ciudadrealeños en sí vivieron indiferentes al pleito de los artilleros con la dictadura de Primo de Rivera y aquel día permaneció tranquila, aunque con expectante curiosidad, aun sabiendo luego que el ciudarrealeño general Aguilera, fue uno de los principales líderes del levantamiento en Ciudad Real.
No obstante, para la prensa nacional y la internacional, el levantamiento sedicioso destacó numerosos periodistas a Ciudad Real.
El mismo día de la asonada en Miguelturra, sucedió un episodio de hazaña heroica. Una docena de soldados al mando de un oficial, requirió al sargento de la Guardia Civil de la Casa Cuartel de dicha población, la entrega de su puesto y sus armas, a lo que el sargento F. Merchán Colado se negó categóricamente junto con sus cuatro números, y la mujer de unos de los miembros del puesto, que se la vio empuñando una pistola para apoyar a la fuerza en defensa del cuartel. Todo quedó en un intento fallido al retirarse a su cuartel de la capital la fuerza militar levantada. Los miembros del puesto fueron ascendidos y se les impuso la Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco, más un donativo de tres mil pesetas para la valiente mujer, según Real Decreto de 26 de julio de 1929.
Fue grande la repercusión de nuestra ciudad en todo el país, no se hablaba de otra cosa, a causa de ello, traemos un año más, el recuerdo de aquella incruenta intentona militar en la casi ignorada capital de Ciudad Real.
*Miembro de Número de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales