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Hechos y fantasías

El optimismo y la tenacidad indesmayable de Don Quijote se fundamentan en que toda contrariedad de la realidad que pueda cuestionar un milímetro su propio mundo se debe sólo a los encantamientos. Los reveses e imágenes que no compaginan con el mundo interior de Don Quijote han sido creados por un mago malvado. Nuestros ojos ven bien, nuestros oídos oyen bien, nuestras narices huelen bien, nuestra cabeza rige bien y nuestros razonamientos se adecuan a la lógica general y están llenos de sutileza. Lo que pasa es que un mago encantador sustituye la realidad de veras por falsas apariencias. Y eso mismo creía Descartes, contemporáneo de Cervantes, en la segunda de las Meditaciones: Es que hay un no sé qué engañador todopoderoso y astutísimo que emplea toda su industria en burlarme siempre. El famoso genio maléfico de René Descartes. La tozudez de nuestro mundo interior triunfa siempre sobre la realidad pretendidamente encantada. Sobre todo si esa tozudez es española.

La realidad política de España nos señalaría por distintos hechos que caminamos sin pausa hacia una dictadura bolivariana de hambre y represión política, pero, como Don Quijote, seguimos instalados en una realidad virtual que aún nos proporcionan los vermut de los aperitivos vacacionales y las últimas fiestas del estío en  nuestros pueblos. Los buenos ratos en las terrazas en las cálidas noches españolas no claudicarán jamás ante la evidencia de los sentidos, ante los peligros más palpables.

Y cuando no haya vino ni haya terrazas entonces quizás se acabarán los encantamientos. O no. Siempre que los miedos nos parezcan insustanciales dominios de la trivialidad – agresiones físicas contra ciudadanos que se sienten españoles, jueces que defienden el honor de España desnudos, sin el más mínimo apoyo de Estado español, asaltadores de tumbas respetadas hasta por lo menos la mitad de los españoles y por la educación occidental, transgresiones continuas de la Constitución y de las normas fundamentales de la Democracia, etc. – la libertad política está a punto de desaparecer. Decía Anaxágoras que lo que siempre nos aparece es el rostro de lo invisible, la mente que lo fundamenta todo. Hoy en España ese rostro es el rostro del dictador en ciernes, del dictacantano Pedro Sánchez.

Es un hecho que en los sepulcros romanos de la actual Cataluña se pintan lazos amarillos debajo de la inscripción “Sit tibi terra levis”, quizás como forma de poner al muerto en el censo independentista. Es así que se pone en peligro el patrimonio español en Cataluña a base de catalanizarlo con grafiti, pegatinas, plásticos, telas, banderitas y estandartes. Y es que Cataluña, lejos de ser una invención de Voltaire, ya existía en el auriñaciense, con lazos amarillos y todo. Monumentos que han sido calificados como patrimonio de la Humanidad se están poniendo en peligro por la barbarie talibánica de los independentistas hirsutos.

Es un hecho que el Gobierno ha promocionado, a través de la pertinaz ministra Dolores Delgado, al mediocre y parcial ponente de la sentencia del caso Gürtel cuyo altisonante trabajo produjo la ascensión del hoy celícola Sánchez al poder. La justicia vuelve a ser el brazo vasallo e implacable del poder absoluto. Socialismo bossuetista.

Los sucesos menores, las cosas pequeñas, secundarias e incluso casi ignoradas, que no registran la historia oficial, encierran a menudo el germen de lo grande y de lo decisivo, “sostienen” los grandes acontecimientos porque explican su fondo. Así, es un hecho que el famoso ministro Marlasca ha mostrado toda su arrogancia, soberbia y prepotencia al no responder a ninguna de las preguntas que el Grupo mayoritario del Parlamento le ha hecho esta semana.

En el fondo todo se explica por una pequeña cuestión psicológica que atañe al famosísimo juez. Y es que cuando el gobernante lo es sin la aquiescencia del pueblo soberano y elector, el gobernante justifica para sí mismo la anomalía democrática en sus virtudes sobrehumanas e imponderables, y su estilo entonces se “enthusiasma”, llenándose de espíritu divino; esto es, se hace soberbio y arrogante, inescrutable e indescifrable, despreciando con mirada derogatoria y altiva a los simples mortales peperos que representan a hombres normales y terrícolas. La mirada de los dioses es siempre distante. Los dieses no rinden cuentas, y menos ante un diputado manchego, si al menos fuese un catalán independentista…

Cuando los demócratas atenienses inventaron la obligatoria rendición de cuentas o “euthýna”, que si se suspendía se arrojaba al político inspeccionado al báratro, no estaban pensando, desde luego, en los dioses superiores que todo lo dominan.

Es un hecho palmario que en el último trimestre todos los indicadores económicos empeoran, absolutamente todos, pero Pedro Sánchez se salta la Constitución para poder aumentar el gasto público y así poder pagar a todos sus vasallos y sostenedores. Pero frente a los hechos la mayor parte de los medios – y naturalmente todos los medios públicos, manu militari – exponen fantasías, no las de las figuras retóricas de la literatura, sino las que tienen el sentido de los phantásmata de San Agustín, que están directamente relacionados con el encantamiento diabólico.

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