Casi siete décadas, sesenta y nueve años exactamente se cumplen en este de 2018, en la historia particular de la bajada -como hoy conocemos tal acontecer- de la imagen de la Santísima Virgen de la Estrella, Excelsa Patrona de Miguelturra.
Al igual que en las postrimerías de cada mes de agosto -desde el de 1949-, en este domingo, día 26, los miguelturreños tanto de nacimiento como de residencia, tendremos la oportunidad de vivir ese momento, tantas veces repetido y siempre nuevo, en el que el pueblo recibe a la Madre Celestial a la que, recordando el himno en su honor, con letra de Mariano Mondéjar Soto y música de Juan-Miguel Villar Pérez, canta en su conjunto cual hijos amantes a nuestra Patrona, de la Estrella madre.
Y no es, por supuesto, que con anterioridad a 1949 no se la venerase como Reina y Señora de Miguelturra -habiendo de remontarnos varios siglos atrás para situarnos en el origen de tal devoción-, sino que hasta mediados del pasado, por cuando don Ramón Lozano lleva a la población la actual imagen, obra de los escultores valencianos sres. Rausell y Llorens, en sustitución de la anterior, realizada presumiblemente a finales de la década de los pasados años treinta por el sr. Tena -que en la actualidad se muestra en la conocida como “Cueva de la Aparición”- y adquirida en 1939 por don Andrés Ocaña -de acuerdo siempre con los archivos consultados- se bajaba del camarín “a puerta cerrada” tal como hoy se hace, por poner un ejemplo, con la Santísima Virgen del Prado, en nuestra capital.
Tras estos breves retazos históricos, decir que hoy Miguelturra comienza a oler a fiestas, aunque el día grande será el 8 de septiembre; que a partir de los primeros minutos de esta tarde dominical -se prevé que se produzca el hecho sobre las trece horas, treinta minutos- se abre hasta mediados del mes próximo un tiempo de audiencia podemos asegurar que continua. Son unos días marcados por el agradecimiento, por la súplica, por la oración,… Será, como siempre y después de casi setenta años, algo inolvidable.
No es por presunción, ¡Dios lo sabe!, pero quiero aprovechar la ocasión para que, en este día de su bajada, el primer ¡Viva la Virgen de la Estrella! sea el que rubrica estas líneas.