Por estos días se viene conmemorando los 600 años de la fundación de Ciudad Real por el rey Alfonso X, mediante la Carta Puebla que otorgó a los vecinos del Pozuelo Seco de Don Gil en el siglo XIII. Fundación que un principio estaba prevista en Alarcos, en donde todo se fue al traste y perdió, debido a la contienda entre Alfonso VIII y el IV califa almohade Abu Yaqud Yusuf II Al-Mansur -el victorioso por Alá-, el 19 de julio de 1195(en 1199 muere en una batalla en Rabat). Desde entonces Alarcos adquirió importancia por esa fatal fecha, en el que un proyecto de ciudad se esfumó y es lo que aún permanece para los anales y conmemoraciones históricas: la crónica triste de una estrepitosa derrota. Sin embargo, la ciudad ibérica que subyace bajo las ruinas medievales ha quedado, si no en el olvido, si solapada y eclipsada por la hecatombe que allí se produjo. Hoy en estas páginas rememoro la antigua ciudad prerromana de Lakurris. Me enamoré de ella desde antes de las excavaciones que se iniciaron en 1984 y después -en estos últimos años-, debido a las numerosas visitas guiadas que realicé como técnico de museos del ayuntamiento de Ciudad Real, siendo ya Parque arqueológico. (Fue su director Antonio de Juan).
Lakurris/ Alarcurris/ Alarcos
El geógrafo y viajero griego Estrabón (Amasya, reino de Ponto, Turquía, periodo helenístico, año 64 a. de C./ 19 d- de C.), dejó diversas descripciones de los pueblos de Hispania del siglo I antes de Cristo (su tercer libro: “Magna Geografía” lo dedicó a Iberia) y concretamente de los oretanos de nuestro territorio, nos decía que estos formaban parte de las tribus ibéricas. Éste afirmaba que: Los aquitanos (Sureste de Francia) y los íberos (Este de la península ibérica), “eran pueblos similares y hablaban lenguas parecidas”.
Se sabe que el idioma aquitano -según los estudios lingüísticos-, era una forma antigua de euskera (pre-protoeuskera) por lo que deducimos en función de lo que nos decía Estrabón (así como otros autores contemporáneos), que el íbero y el aquitano estaban hermanados, que eran lenguas parecidas (con las variantes propias de los territorios). Había una filogenética entre el euskera arcaico y el íbero, pues pertenecían a mismo tronco lingüístico.
Por otro lado, Plinio igualmente en el siglo I a. de C. cita a Lacurris (como Alarcos era conocido en la etapa prerromana) y Ptolomeo en su Índice Geográfico también en el silo I a. de C. nombra al oppidum (sitio elevado y defendido) de Lacurris dentro de las catorce ciudades de la Oretania. Alarcos tuvo un pasado ibérico de gran relevancia que comienza con un ibérico orientalizante del siglo VII-VI y que conecta con el anterior poblado prehistórico de la Edad del Bronce final y después, en la protohistoria (Edad del Hierro 1ª y 2ª fases), tres etapas de su evolución: ibérico antiguo, siglos VI-V a. de C., ibérico pleno, siglos V-III a. de C. e ibérico tardío, siglos II-I a. de C.
Lakurris/balsa de las becerras
Aparte de los historiadores citados, otros muy posteriores como Madoz, Rodríguez, Blázquez, Portuondo…, inciden que el vocablo Lacurris viene del pasado, pero no especifican el origen real de este topónimo ancestral. La arqueóloga María Dolores Macarena Fernández Rodríguez (estudiosa de Alarcos) nos dice que: “Madoz menciona Alarcuris, nombre que le da Rodrigo de Toledo y Blázquez la cita como Alarcurris que era como se la conocía en la Edad Media según Portuondo. Como Laccuris la transcribe Hervás y Buendía y Prada Junquera la cita con las acepciones de Lacoris y Alarcoris para indicar las denominaciones que le dan Ptolomeo y posteriormente Rodrigo de Toledo”. La citada autora indica que el mismo topónimo pudo tener distintas denominaciones así: Lacurris, Lacoris, Alarcurris, Alarcoris, Ilarcurris…, Alarcos.
Como apunté hay una filogenética entre el íbero y euskera arcaico. Eran lenguas prerromanas no indoeuropeas, únicas en Europa Occidental que se hablaban -con sus variantes- en el sur de Francia y buena parte de la Península Ibérica hasta la llegada de fenicios, cartagineses, griegos y romanos…, y el topónimo prerromano “Lakurris” (Alarcos), nos hace sospechar en unos orígenes “pre-protoeuskera-ibérico” y pertenecer dicho vocablo -Lakurris- al grupo o tronco lingüístico euskaro/ibérico y de donde proceden las denominaciones posteriores de las que nos han llegado sus diversas formas fonéticas, lexemas y epigráficas. Así pues, buceando en los posibles vocablos vascos actuales y “rastreando” diversas palabras, raíz, voz o sonido fonológicos que nos evoquen a Lacurris…, encuentro que en el actual vascuence persisten las expresiones de Lakarri y la más significativa de Lakurris. A saber, el primer fonema Lakarri =cima rocosa (fonema del griego= sonido de la voz), recordamos por alusión como el santuario ibérico urbano de Alarcos y parte del poblado se asienta sobre amplias afloraciones de roca áspera y dura de cuarcita. Por otro lado, el fonema Lakurris (balsa de las becerras), nos hace pensar también en una denominación de la antigua vega del Guadiana “Los esteros del Guadiana”. Formada la vega por el aporte del rio Guadiana y que dan un aspecto de zona inundable, humedal, balsa de agua, espacio lacustre y de encharcamientos bien visibles desde lo alto de la “cima rocosa” Lakarri (donde está la ermita-santuario de Nuestra Señora de Alarcos). El fonema Laku significa en euskera lago o balsa de agua y urris=becerra. Luego Lakurris lo traduciríamos como “Balsa de las becerras” (¡hoy día hay vacas que pacen en el lugar de una ganadería cercana!). En las excavaciones han aparecido restos óseos de ovicápridos y otros animales, huesos y cornamentas de bóvidos. Por otro lado, en el mismo idioma prerromano han quedado otros topónimos en nuestro territorio y que nos evocan aquellos momentos de la historia. Recordamos entre otros como Oreto (¡posiblemente “Cerro de las Cabezas” de Valdepeñas!) y, diferente del “Oretum Germanorum” (Granátula de Cva.) con pasados ibéricos, tienen en los inicios la su raíz Or ¡al igual que Oretania! Or en euskera significa altozano o eminencia del terreno.
“Orusko de Puertollano”
Igualmente, en Puertollano, encontramos el topónimo “Orusco” (Orusko). El fonema Orusko, está formado por la raíz “Or” = altozano y “usko” = medio oriente. Justamente desde el actual Puertollano y a 3 kilómetros del mismo en la dirección medio oriente en un altozano, se hallan los restos diseminados por roturación de un poblado ibérico y romano tardío. Estas sugerencias que aporto son hipótesis de trabajo siempre a revisar.
ALARCOS
Ciudad desierta, dormida,
silenciosa, fantasma y extraña.
Sobre ti un muro de sombras palpita y,
un misterio persistente se aloja en tus almas errantes.
Ciudad abatida, distante…,
atrapada por el misterio y,
donde apenas llega el canto furtivo del mirlo.
Ciudad viajera en el tiempo, ausente…,
que espejeas en la bóveda celeste,
la balada antigua de un perro viejo,
que ladra a las esferas de piedra,
cuando en la noche flotan silentes…,
sumergidas en la inmensidad del infinito.
(J.G.O.)
