En pocos días, la política española nos ha sorprendido con un cambio de Gobierno, como resultado de un mecanismo tan democrático, como una moción de censura. Ahora, unos se echarán las manos a la cabeza, y otros esperarán cambios y nuevos acontecimientos.
El año pasado conocí en Castilla-La Mancha a una consejera de Fomento, Dª Elena de la Cruz, que estaba dispuesta a terminar con el desafuero de la desordenación regional, con el olvido del paisaje, etc. La triste noticia de su fallecimiento, a la edad de 44 años, truncó toda esperanza de cambio respecto a la política territorial que no es otra que la del Desarrollo Territorial, esencia de cualquier gobierno autonómico que pretende asociar e identificar la diversidad de su espacio geográfico con sus gentes, el modelo como piensa articular y cohesionar su espacio geográfico de referencia y responder a sus problemas y potencialidades. Lo cierto es que hoy la paralización es total en lo que respecta a la Ordenación Territorial. ¿La razón puede estar en la sucesora Dª Agustina García o en fuerzas foráneas al Gobierno, que antes no aparecieron y ahora se han hecho visibles?
Castilla-La Mancha aprobó en 1998 la Ley de Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística (LOTAU), Ley que venía a unir dos leyes en una y que ha tenido el siguiente recorrido a lo largo de los distintos gobiernos:
La aplicación de la ley por parte de la Consejería de Urbanismo y Vivienda, en tiempos del presidente Bono, se redujo únicamente a “la Actividad Urbanística” o concretamente al desarrollo de los Planes de Ordenación Municipal o POM (más conocidos antes y en otras Comunidades como Planes Generales de Ordenación Urbana). Pero no se puede afirmar que todos los municipios con actividad urbanística los hayan realizado desde la Ley, pues en la actualidad existen municipios importantes que aún no han aprobado su POM. Con carácter supramunicipal, se pusieron en funcionamiento una serie de Planes de Singular Interés, que desarrollaron distintas iniciativas: aeropuerto, complejos urbanísticos, campos del golf, etc. Con un carácter subregional y sin haber redactado ni tenido en consideración el Plan de Ordenación del Territorio (POT) se encargó la elaboración de cinco Planes de Ordenación Territorial subregional entre 2004 y 2007, a los que hemos denominado irónicamente “Potitos” que venían a estructurar territorios en zonas claramente urbanizadas, que nunca vieron la luz.
Dos iniciativas
Coincidiendo con el gobierno del presidente Barreda se llevaron a cabo dos iniciativas que no llegaron a ser ratificadas definitivamente, la primera, la reforma del Estatuto de Autonomía que fue aprobado por unanimidad el 29 de enero de 2007 en el Pleno de las Cortes regionales de Castilla-la Mancha, que apostaba por lo regional frente a la suma de provincias, pero tras su entrada y trámite en el Congreso de los Diputados en octubre de 2008, quedó bloqueada por recoger la caducidad del trasvase Tajo-Segura, situación que aún permanece por la llamada “guerra del agua”.
La segunda, la creación de la Consejería de Ordenación del Territorio y Vivienda, con la puesta en funcionamiento de la figura más importante de la LOTAU, nos estamos refiriendo al Avance del Plan de Ordenación del Territorio. Estrategia Territorial de Castilla-La Mancha (POT ET), que fue presentado en 2010, pero que las nuevas elecciones regionales impidieron su continuidad. El objetivo del documento consistía en planificar la ordenación física del territorio de Castilla-La Mancha a medio y largo plazo.
Llama la atención que una Estrategia Territorial regional no tuviera como marco de referencia la Estrategia Territorial Europea (ETE), aprobada en 1998, que persigue la cohesión territorial, y que viene a unirse a la cohesión social y económica, tal y como lo refleja el Tratado de Lisboa. Dicha Estrategia pretende llevar a cabo un desarrollo equilibrado, armonioso, sostenible y policéntrico; un policentrismo o estructura territorial descentralizada y sus correspondientes Áreas Funcionales Urbanas.
Una Ley del Paisaje
Cuando llegó al gobierno de la región la presidenta Cospedal, heredaría el vigente Texto Refundido de la Ley de Ordenación del Territorio y de la Actividad Urbanística (mayo de 2010), el documento inicial del Plan de Ordenación Territorial, Estrategia Territorial de Castilla-La Mancha, y el deseo del anterior gobierno de realizar una Ley del Paisaje, pero durante sus cuatro años de gobierno, que coincidieron con la crisis política financiera internacional, nada se hizo en relación a la política de planificación territorial, sin avanzar tampoco en la política urbanística, que viene estando muy olvidada durante las últimas décadas, pues ya se sabe que la posmodernidad se interesa más por los proyectos urbanísticos, que pueden ser considerados más líquidos, que los tradicionales planes urbanísticos, más sólidos y propositivos.
Con el gobierno del presidente García-Page se albergó la esperanza de que se hiciera una nueva lectura de la planificación y de la legislación territorial existente. Si miramos hacia atrás, y en concreto a 1998 que es cuando se aprobó la LOTAU se puede hacer el siguiente balance: fracaso en la elaboración de los Planes de Ordenación Municipal (POM), no se han aprobado en la mayor parte de los diez municipios con más de 30.000 habitantes.
El inicio del Plan de Ordenación del Territorio (POT) quedó aparcado, lo que originó que el Gobierno actual se planteara modificar el texto refundido de la LOTAU, a la vez que pretendía iniciar la redacción de una Ley del Paisaje, reuniendo en una sola ley la Ordenación Territorial y el Paisaje.Pero estas nuevas esperanzas las abrían la presencia en la Consejería de Fomento de la anterior consejera y del director general de Planificación Territorial, D. Javier Barrado.
En el mayor olvido
Hoy la Ordenación y la Cohesión Territorial han entrado en el mayor olvido. Nuevamente nos preguntamos ¿sí la desaparición de una consejera, por fallecimiento, puede haber sido la causa o se debe a razones foráneas que nadie ha explicado: intereses de Colegios Profesionales defendiendo prebendas urbanísticas o de vivienda, grupos inmobiliarios contrarios al desarrollo del paisaje, etc.?
Castilla-La Mancha se encuentra, por tanto, en los inicios de su Ordenación Territorial, por no decir, en el nivel más básico, siendo persistente su realidad pentaprovincial. Por este motivo, la elaboración de un nuevo Estatuto de Autonomía y la necesaria fusión de las Leyes de la Ordenación del Territorio y del Paisaje deben ser un nuevo chorro de aire fresco, que vengan a favorecer la cohesión territorial, para que llegue a todos los rincones de la comunidad autónoma.
Félix Pillet es catedrático de Geografía Humana de la UCLM