En la Casa Blanca ha desembarcado la Factoría Disney con el Pato Donald como cabecera de cartel. Le siguen, entre otros: Porky, El pato Lucas, Los Picapiedra, Don Gato y su Pandilla, Silvestre y Piolín, El coyote y el Correcaminos, El Pájaro Loco, El Demonio de Tasmania, El Capitán Cavernícola, Tiro Loco McGraw, Los Pingüinos de Madagascar, La Gata Loca y el Ratón Ignacio…
Sería una fantástica película de humor para una tarde de manta y palomitas sino fuera por cada uno de sus adláteres guardan mucha relación con los personajes. Unos sólo tiene una neurona y la cuarta parte de ella está necrosada, otros son unos desenvueltos fracasados, pasados de frenada y otros unos grillados retorcidos.
El Pato Donal asentó su esperpéntico escenario en los jardines de la Casa Blanca, mostró su tablilla con el menú del día, como si estuviera en una taberna de mal gusto y empezó a relatar su lista de aranceles.
Los más sesudos economistas aún están estudiando la fórmula utilizada por el Pato Donald para la imposición del porcentaje aplicable a los aranceles. Parece ser que no son impuestos recíprocos, sino un método matemático «arbitrario». Claro que también puede ser la frase de la Groucho Marx: «Haga el favor de poner atención en la primera cláusula porque es muy importante. Dice que la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. ¿Qué tal, está muy bien, eh? «.
El Pato Donald ha impuesto aranceles a ciento noventa y cinco países, incluidas las islas de Madagascar con un 47% y las Heard y MCdonald donde sólo habitan focas de elefantes y pingüinos. Estas islas ya han aprobado una ley para hacer frente a dichos aranceles, mediante Bizum a la Reserva Federal.
De entrada ha conseguido cambiar el orden mundial establecido después de la Segunda Guerra Mundial en 1945. De momento el dólar se ha derrumbado, lo ha secuestrado literalmente. Wall Street y el resto de bolsas del mundo van en caída libre. Los analistas presagian que estas medidas podrían ser la antesala de una recesión global. Goldman Sachs ha elevado al 35% la probabilidad de una contracción económica en EEUU en los próximos 12 meses, mientras que JPMorganChase sitúa ese riesgo en un 40%.
Ante semejante dislate, el gigante chino contraataca. Impone el mismo tipo de arancel, el 34% y sube la apuesta: restricción a las exportaciones de minerales raros, sanciones e investigaciones a empresas, una demanda en la Organización Mundial del Comercio y sanciones por colaboración militar con Taiwán. La tierra ya no gira sobre su eje. Ahora se tambalea y desconoce cuál será su final.
Gracias a las medidas tan favorecedoras, miles de norteamericanos se han lanzado a la calles para protestar por «tan buena gestión» del Pato Donald. Más de mil doscientas han sido las manifestaciones llevadas a cabo y organizadas por más de ciento cincuenta grupos: organizaciones de derechos civiles, sindicatos, asociaciones de veteranos y activistas por la transparencia electoral.
Las protestas iban dirigidas de forma especial contra Trump y su mano derecha, el magnate Elon Musk, ideólogo del recorte masivo del Gobierno estadounidense. Son las consecuencias de poner en manos de un mono una escopeta, y que el mono, a su vez, vaya acompañado de una neurona sin GPS.