En estos días primaverales, alegres por el color de los campos y las flores, he tenido la ocasión de leer el libro titulado “De Cerca y de Lejos”, poemario de Pilar Fernández-Cañadas, señora manchega de Herencia, poeta de corazón y devoción, amante de su tierra, profesora de literatura en la Universidad de Pittsburgh (Nueva York), autora de incontables publicaciones, artículos y libros de su especialidad docente: la literatura; ahora empeñada, junto al también profesor (su marido) Davydd, en que La Mancha suba escalones de cultura.
Y digo que he leído tan íntimo y sugerente poemario; porque desde el principio me ha subyugado o atrapado la musicalidad y lirismo de los poemas; más las dos prosas que lo componen. Hablo de sentimientos y armonía; y precisión en el verso; amparado por emociones en las que la magia, o la gracia, o “la luz no usada”, que dijera fray Luis de León, se hacen palabra, y con las que Pilar logra sugestivas imágenes, ricas en sorpresas, atrapando la latente belleza de la poesía.
También en sus composiciones se nota una influencia novedosa muy acorde a los nuevos tiempos poéticos. Hablamos de una intelectual en todas sus esencias, mujer de vivencias y formación muy rica, con referencias llenas de sabiduría, contagiadas de mundología y libertad. “Hay que mirar de cerca y de lejos, dice la autora, para ver que lo aparentemente más común, lo cotidiano a veces nos revela una maravilla cada día”.
Porque es lo cotidiano lo que Pilar notifica y mitifica a través de sus versos; todos amparados por íntimas vivencias: cercanas en el tiempo o lejanas en el recuerdo. También la temporalidad de las diversas geografías en las que Pilar vive o ha vivido, se manifiestan en composiciones clásicas, y nuevas en la forma de componerlas: sonetos, liras, haikus; heptasílabos, alejandrinos, endecasílabos…, dando vida al clasicismo con espíritu limpio de estructuras.
El libro, que está compuesto en tres partes, veinte cuatro poemas y dos prosas (algunos poemas publicados ocasionalmente) forman un poemario donde la palabra nos permite regresa a lo íntimo. Poemario que rezuma la limpieza interior de esta señora herenciana, tan amante de su pueblo y de todo lo manchego. Pero además, “De Cerca y de Lejos” atrapa el misterio poético, la paz entrañable del sosiego y de la luz que va matizando, a versos, la esperanza.
Poesía positiva, añorante, cercana, sincera, generosa…
Veamos un poema, que intuyo está dedicado a su nieta, Ella: “Te espera mi regazo/ a esta orilla del sueño. Tú corres por el puente/ con tus pasos pequeños/ y yo extiendo mis brazos/ otro puente tendiendo”.
En el mismo soliloquio hallamos un poema titulado: “Las cosas de todos los días”, dedicado a la poetisa americana Pat Schneider, en el que Pilar nos hace ver lo poético de cada instante, momento cotidiano: “Es una especie de amor, ¿no crees?/ cómo el canasto recibe la fruta./ Cómo el vaso se ofrece a saciar tu sed./”… Termina el poema preguntándose: ¿Hay algo más sereno que la hogaza de pan/ en su cesta?/ ¿Hay algo más paciente que las macetas/ esperando su ración diaria de agua?/¿Hay algo más generoso que el balcón/ en los días de fiesta?…
Terminemos este somero comentario al libro “De Cerca y de Lejos”, publicado por la Editorial “Punto Rojo”, con una frase que Pilar escribe sobre don Quijote: “Su alucinada gesta fue una ola hecha de viento que dio identidad, nombre y fama a toda esta tierra”. Pues que el Quijote, símbolo de ideales y sueños, la acompañe.