Muchos de nosotros debatimos sobre la resistencia que tiene la Constitución Española, cuando está a punto de cumplir 40 años desde que fuera respaldada por los españoles en referéndum. Su fortaleza y la necesidad de modificar algunos de sus artículos es una fuente de debate casi permanente como vemos en los actos que se celebran al amparo de este aniversario. Un debate que se extiende también a nuestro ámbito privado como síntoma de que la Carta Magna aprobada en diciembre de 1978 es hoy y pese a las adversidades territoriales, un texto vivo que sigue regulando nuestra convivencia.
Una parte significativa de la población actual no había nacido o lo hizo cuando la Carta Magna comenzaba a dar sus primeros pasos. Estos casi 16 millones de españoles crecieron y se formaron con ella para dibujar juntos una trayectoria democrática e inusual, marcada por las nuevas relaciones que se establecían al calor de una convivencia en paz en la que el progreso y el compromiso con los valores democráticos se mantuvieron en el tiempo para configurar una etapa única de nuestra historia.
Otra parte de la población es la que nació antes que la Constitución. Estos ciudadanos participaron directa o indirectamente en su elaboración y fueron determinantes para su aprobación. Fueron precisamente ellos los que dieron el impulso definitivo a este país para que saliera lo más rápido posible del túnel en el que había acabado tras tantos años sin derechos ni libertades. Ellos y ellas fueron los encargados, además, de llevar la democracia a los lugares más recónditos del país, una tarea complicada para la época pero muy ilusionante para los demócratas.
Consenso y pactos
Fueron estos españoles los que comenzaron a hablar de conceptos nuevos como “consenso” y “pactos” y dejaron de lado otros como las “parcialidades ideológicas”. Además pusieron en práctica el acuerdo como “fórmula magistral” para avanzar en la consecución de la España que “necesitábamos, la que era de todos y para todos”, como decía la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, el día que la exposición “40 años de España en democracia” era inaugurada en la sede del Parlamento español, para conmemorar tan gran efeméride.
Ahora, esta muestra fotográfica pasará el día de la Constitución entre nosotros ya que se muestra al público en el centro de Ciudad Real hasta el domingo, día 16 de diciembre y a través de las imágenes, sus impulsores proyectan la evolución que ha experimentado la sociedad española al amparo de la Constitución.
Estas instantáneas, procedentes del archivo fotográfico de la Agencia Efe, invitan a la reflexión sobre lo mucho que hemos sido capaces de construir juntos desde aquellos primeros acuerdos entre fuerzas políticas dispares, hasta la puesta en marcha de iniciativas de desarrollo económico, social y cultural, además de los grandes éxitos deportivos de la selección española de fútbol y de los tenistas Rafa Nadal y Garbiñe Muguruza. Un éxito sin duda de la convivencia pero también y, probablemente, uno de los mayores respaldos que ha tenido la bandera española.
Pero si hay una fotografía en la exposición que, a mi juicio, simbolice de manera extraordinaria el cambio es la protagonizada por un legionario español, en las fuerzas de la ONU destacadas en Bosnia-Herzegovina, tratando de convencer a una anciana para que evacúe una zona de máximo peligro en Mostar. Porque es precisamente el Ejército español, -junto a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado-, una de las instituciones que mayor esfuerzo ha realizado para sumarse a la democracia y a la vista están los resultados.
Sin embargo, en esa exposición faltan mujeres como protagonistas de esos 40 años. Como faltaban cuando, como periodista, me incorporé a la plantilla de Lanza a finales de los años 80 precisamente en una época en la que se trabajaba para que la democracia llegara a todos los rincones y colectivos de la provincia mientras desde la administración se impulsaban infraestructuras y los sindicatos se fajaban en consolidar y normalizar las relaciones laborales.
Formo parte de la lista de españolas que no votamos la Constitución y confieso que me hubiera gustado hacerlo. Sin embargo he vivido, y contado, muchas de las iniciativas que propiciaron el desarrollo de esta provincia durante estas últimas 4 décadas. Tristemente, la Constitución Española cumplirá 40 años con una gran ausencia de consenso en la sociedad y ello es motivo sobrado de preocupación que nos debería llevar a una reflexión profunda. Feliz aniversario a todos.