Cuando empieces a sentir el suelo temblar bajo tus pies y alejarse de ti lo que tanto persigues, confía.
Cuando intentes labrar un sendero perfecto que transitar, pero el asfalto no cuaje, respira.
Para todos tus interrogantes, ya existe respuesta. Para todo tu vacío, ya vienen bendiciones. El plan, en realidad, ya está en marcha, aunque tú no lo veas.
La VIDA no da puntada sin hilo, ¡qué va!. Reemplaza matemáticamente cada persona, trabajo o situación que perdiste en el camino por otro más real, coherente y afín a quien realmente ERES.
La VIDA crea grietas en el suelo para que se desmorone tu vida cada vez que construyes un castillo de cristal donde no quiere habitar tu alma.
Te hace descarrilar cuando has subido a un tren de alta velocidad que se dirige a un destino que no es el tuyo.
La VIDA empieza a hacer ruido cuando llegas al punto de quietud aparente en el que quieres conformarte pero en realidad te aburres.
Conoce la verdad que hay detrás de tu disfraz. Sabe de dónde vienes, a dónde vas, lo que has venido a ser, y no te dejará dormirte en los laureles.
Cuando uno toma conciencia del enorme poder de atracción que tenemos, y de que en realidad estamos al volante en este mágico viaje que es la VIDA, empieza a tomar responsabilidad sobre lo que desea y siente, porque aquello será lo que venga de vuelta.
Porque la VIDA te envuelve, te abraza, te escucha, te mece. Sólo quiere que aprendas, te expandas, que seas feliz.
Te empuja a saltar cuando es la hora, lleno de miedo, y te da la explicación, tiempo después, cuando eres capaz de entenderla.